En una reciente entrevista al Diario de Ibiza, el bioquímico y divulgador científico José Miguel Mulet (IBMCP-UPV) analiza la realidad de los productos ecológicos y el valor de la biotecnología agraria ante los retos ambientales y alimentarios.

El científico puso en valor la ciencia y explicó que decir que un alimento es “natural”, que no tiene química, no deja de ser un reclamo publicitario, “cuando la realidad es que cada vez vivimos más años y en mejores condiciones. Si nos están envenenando lo están haciendo fatal”.

El sello ecológico es el que defiende ese concepto de “natural”, aunque según Mulet lo que único que garantiza ese sello es que se ha cultivado de acuerdo a una normativa, pero “no hay evidencia de que una alimentación a base de productos ecológicos sea mejor, lo único claro es que es mucho más cara”. El experto también recordó que este modelo agrario implica una reducción importante de la producción, por lo que se plantea un importante problema en Europa al querer desde Bruselas potenciar este modelo agrario sin tener en cuenta que la producción va a caer y los precios, por tanto, se van a disparar.

Si la productividad cae, se necesita más tierra para obtener los mismos alimentos, y el impacto ambiental y la huella hídrica se disparan. La regulación ecológica no se basa en parámetros objetivos, como la huella de carbono o agua, sino en un principio filosófico sin base científica de que lo ‘natural’ es mejor. Hay problemas. Por ejemplo, en la viticultura ecológica el cobre se utiliza como fungicida y es un terrible contaminante. Por tanto, el sello ecológico no garantiza un menor impacto ambiental. Dependerá del cultivo”.

También fue preguntado por los cultivos transgénicos y la realidad de esos peligros que tanto vaticinaron los grupos ecologistas. “Llevamos casi 30 años consumiéndolos y todavía estamos esperando que pase algo. No hemos tenido ninguna crisis ni sanitaria, ni relacionada con el medio ambiente ni nada. Al contrario, todos los años aumenta la superficie sembrada y el consumo, y se añade alguna nueva variedad y no pasa nada. Y mientras mucha gente come gracias a ellos, como nosotros: casi todo el ganado europeo se alimenta con maíz y soja transgénica“, reconoce el científico.

Con una perspectiva de futuro, Mulet afirma que sería complicado que el mundo se pudiera alimentar hoy sin transgénicos. “Si de un plumazo quitáramos todos los transgénicos, lo tendríamos fatal. Ahora vemos como se está diciendo de levantar la mano para permitir importar más transgénicos ahora que no nos llega el trigo y el maíz de Ucrania. Y nadie está poniendo pega alguna y nos hemos puesto una vacuna transgénica y nadie se ha quejado”.

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