Entre el 75% y el 80% de España está en riesgo de convertirse en desierto a lo largo de este siglo, según el Ministerio de Agricultura. Teniendo en cuenta este preocupante dato y las consecuencias del cambio climático sobre la agricultura, Grano Sostenible ha puesto en marcha Agricultores contra el Cambio Climático (AC3). Esta iniciativa comenzó en 2020 en Castilla y León y se extendió en 2021 a Castilla-La Mancha. En estos días, AC3 aterriza en Aragón con el objetivo de concienciar al agricultor sobre los efectos del cambio climático y de convertirle en parte activa de la solución.

Como parte de su estrategia de concienciación, AC3 ha participado en el II Symposium de Productores de Semillas Selectas organizado por APROSE, estrenándose así en la comunidad. Además, AC3 estará presente con campañas publicitarias en diferentes emisoras de la región, así como en Aragón TV. Se trata de una campaña que comienza a extenderse por la comunidad y que sigue la línea de las anteriores puestas en marcha en las comunidades autónomas castellanas.

Además de las cuñas de radio, en Castilla y León y Castilla-La Mancha se puso en marcha una batería de acciones encaminadas a concienciar a los agricultores y a las futuras generaciones: emisión de microespacios y entrevistas en las principales emisoras de radio, folletos informativos, reportajes en prensa escrita y digital, acuerdos con televisiones regionales, diseño de fichas educativas para estudiantes y puesta en marcha de un concurso de vídeo escolar para concienciar sobre el valor de la agricultura, entre otras muchas.

LA SEMILLA CERTIFICADA

Durante los últimos años, el campo español se enfrenta a un nuevo reto: el cambio climático. Un reto no solo para el agricultor, sino también para el sector obtentor, que trabaja para la creación de nuevas variedades que se adapten a estos condicionantes climáticos cambiantes. El obtentor, durante las últimas décadas, ha centrado gran parte de su esfuerzo en el desarrollo de nuevas variedades, que no solo produzcan más espigas y más granos por espiga, sino que también sean más resistentes a enfermedades y plagas, permitiendo al agricultor un ahorro económico significativo en tratamientos fitosanitarios.

La Semilla Certificada es el primer eslabón de la cadena alimentaria. En España, su uso ha pasado en los últimos 10 años del 20% al 40% haciendo del mercado español de semillas el tercero más importante de Europa y el decimotercero mundial. En España se siembran 5,5 millones de hectáreas de cereal de invierno. El 66% de las semillas que se emplean en esos cultivos es ya legal: el 34% corresponde a semilla certificada y el 32% a grano reempleado procedente de las propias explotaciones de los agricultores. El 34% restante es de origen desconocido, en muchos casos clandestino, y sin ninguna clase de control.

CAMBIO CLIMÁTICO

El cambio climático es una realidad y el 93% de los agricultores lo constata. El clima está cambiando y adaptarse es posible, pero como toda adaptación, requiere esfuerzo. España es uno de los países en los que la desertificación crece de un modo más acuciante, y se ha convertido ya en el principal laboratorio europeo en el que poder estudiar el cambio climático para aprender a adaptarse a él. En este contexto nació Agricultores Contra el Cambio Climático para hacer frente a este reto.

En las tres últimas décadas la temperatura ha aumentado 1 grado y medio y va a seguir aumentando. Las consecuencias de este incremento están siendo ya evidentes y dramáticas. Los años más calurosos registrados en nuestro país se concentraron todos durante la última década: 2011, 2015 y 2017. 2019 fue el quinto más cálido de los últimos 70 años. Teniendo esto en cuenta, el 74% del territorio nacional va a convertirse en zonas áridas, semiáridas y secas. Eso son 37 de los 50 millones de hectáreas, según las previsiones del Ministerio de Agricultura.

Por tanto, el cambio climático tiene un efecto directo sobre la agricultura: aumento de temperaturas; veranos más largos, más secos y calurosos; frecuencia de eventos climáticos extremos; más erosión y salinidad; más variaciones estacionales y aparición de nuevas plagas y enfermedades. Por eso, según los productores asociados a ASAJA, UPA y Cooperativas “adaptarse a las nuevas circunstancias es la única solución y, para ello, resulta esencial disponer de semillas resistentes y adecuadas a la climatología de cada zona”. El uso de semilla certificada es la clave para mitigar el cambio climático ya que asegura calidad, adaptación, seguridad, mayores rendimientos y, en definitiva, el progreso de la agricultura. 

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