En 2019 más de 190 millones de hectáreas fueron sembradas son semillas modificadas genéticamente en 29 países: 24 en países en vías de desarrollo y 5 en países industrializados. Una apuesta global firme por la biotecnología agraria que contrasta con el escepticismo de la Unión Europea, que sigue cerrando las puertas al cultivo de estas variedades pese a permitir su importación.

Un bloqueo político al cultivo de variedades pese a que hayan superado los controles de seguridad de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Europa puede importar 116 transgénicos, pero de ellos solo puede cultivar uno, el maíz Bt. Una postura anticientífica que sitúa a los agricultores europeos en una situación de desventaja con sus competidores.

En este oasis involución europea, España es el país con mayor superficie de cultivo del maíz Bt. Una variedad resistente a una plaga muy presente en la Península Ibérica, razón por la que la apuesta de los agricultores españoles y portugueses por estas semillas sea muy fuerte. En 2022 se cultivaron más de 67.620 hectáreas de maíz Bt en España. El porcentaje de maíz biotecnológico respecto al total de maíz sembrado en España cada año suele ser del 30%.

SOBRE EL MAÍZ BT

El maíz Bt está modificado genéticamente para ser resistente a la plaga del taladro. Para conseguir dicha inmunidad expresa una proteína natural del suelo llamada Bacillus thuringiensis (Bt). Esta proteína sintetizada es inocua y es el insecticida biológico más aplicado en el mundo. Es la misma proteína autorizada en la lucha contra plagas en la agricultura ecológica ya que se trata de un pesticida natural. Bt es una bacteria natural grampositiva que habita en el suelo, de ésta se extrae la toxina Cry que actúa como insecticida y que se ha utilizado desde la década de 1950 para el control natural de insectos. Se ha demostrado que esta protección incorporada reduce la necesidad de fumigación con insecticidas.

MÁS PRODUCCIÓN

Cada año entre 120.000 y 150.000 hectáreas sufren el ataque del taladro en España, lo que supone hasta el 35% del total de maíz sembrado.  El taladro, también conocido en otras partes del mundo como barrenador del maíz, es una plaga que se come la planta por dentro debilitándola hasta hacer que caiga al suelo y acabe muriendo. Esto provoca importantes pérdidas a los agricultores.

El maíz Bt permite eliminar las pérdidas de cosecha provocadas por el ataque de esta plaga. Entre 1998 y 2021, el cultivo de maíz Bt ha permitido a los agricultores españoles obtener una producción adicional de 1,76 millones de toneladas. Para alcanzar esos niveles de producción con maíz convencional habría sido necesario cultivar una superficie agrícola adicional de 166.934 hectáreas.

MÁS SOSTENIBLE

El cultivo de maíz Bt en España entre 1998 y 2021 ha permitido una fijación de carbono adicional equivalente a 1,37 millones de toneladas de CO2. Esta fijación de carbono agregada significa que el uso de maíz Bt ha contribuido a compensar las emisiones de más de 9.103 millones de km recorridos por vehículos en dicho periodo.

Además, cultivo de maíz Bt en España ahorró 93 millones de m3 de agua en este periodo. De éstos, un total de 65 millones de m3 de agua fue de riego y 28 m3 de agua utilizada para diluir los fertilizantes nitrogenados de la agricultura . Cantidades que habrían tenido que ser utilizadas para alcanzar la misma producción con el maíz convencional. Solo el agua de riego ahorrada equivale a abastecer de agua durante un año a toda la ciudad de Zaragoza.

EL PRECIO DE LA SEMILLA

Pese a que el precio de la semilla biotecnológica es mayor que la semilla convencional, al agricultor le sale rentable apostar por ella. La reducción de las pérdidas y los ahorros derivados de la resistencia al taladro hacen que los beneficios sean superiores.

El cultivo de maíz Bt ha permitido entre 1998 y 2018 un incremento de los ingresos de los agricultores españoles y portugueses de 285,4 millones de euros. Por cada euro extra gastado en la compra de esta semilla respecto al coste de la semilla convencional, los agricultores han obtenido 4,95 euros en ingresos adicionales. El aumento productivo y la reducción de costes aumentó los ingresos de los agricultores en una media de 173 € por hectárea, impulsando las economías rurales de los dos países.

LA COEXISTENCIA

En 24 años de siembra continuada de maíz Bt en España (1998-2021) no se ha registrado ni un solo litigio entre agricultores por problemas de coexistencia. La convivencia entre cultivos es una realidad en España, una práctica posible y totalmente necesaria para garantizar las libertades de los agricultores. Existen unas prácticas de coexistencia que se reparten en cada paquete de semillas y que cumplen los agricultores. Además, la seguridad de los cultivos transgénicos  está garantizada por la más estricta e independiente evaluación científica  realizada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y por las agencias de seguridad, sanidad y medio ambiente presentes en cada país comunitario. 

DESIGUALDAD COMERCIAL

Los agricultores europeos ven con indignación cómo se permite importar la producción de cultivos que a ellos se les prohíbe sembrar. Las presiones de los grupos ecologistas europeos en torno a los cultivos transgénicos ha logrado algo nunca antes visto en Europa: permitir a los países regular en contra de lo decidido en Bruselas sin tener que justificarlo científicamente.

Fue en 2015 cuando entró en vigor una nueva normativa sobre organismos modificados genéticamente (OMGs) que permite a los Estados miembros prohibir los transgénicos sin que exista evidencia científica alguna. Así, los países pueden prohibir cualquier variedad aprobada a nivel comunitario que haya superado los controles científicos de seguridad EFSA. Los agricultores españoles demandan a los políticos europeos una apuesta firme por la biotecnología agraria que les permita competir en condiciones de igualdad.

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