En el marco de Fruit Attraction 2022, la Plataforma Tecnológica de Biotecnología Vegetal (Biovegen) organizó una jornada sobre biotecnología e innovación para la agricultura del futuro. Un encuentro en el que Diego Orzáez, investigador del IBMCP (UPV-CSIC), abordó el potencial de las plantas biofactoría, un sector emergente en el que la investigación española está jugando un papel clave.
Orzáez explicó que existe una necesidad creciente de bioproductos en la sociedad moderna, y puso de ejemplo las vacunas, los anticuerpos o las proteínas terapéuticas. “La mayoría de estas moléculas no las podemos obtener de organismos que las producen naturalmente porque son nuevas. Para poder producirlas necesitamos reprogramar genéticamente los organismos para que produzcan las moléculas que deseamos”, explicó.
Según el científico, las plantas son las mejor adaptadas para para producir esas proteínas recombinantes. “El 81% de toda la biomasa del planeta están producidas por las plantas, están mejor adaptadas evolutivamente para producir biomasa”. Hoy en día todas las biomoléculas se producen en otro tipo de organismos que no son las plantas, sobre todo en bacterias o levaduras. Pero el uso de plantas en esta línea es una opción importante para avanzar en sostenibilidad.
Entre las ventajas de la bioproducción basadas en plantas, Orzáez destacó su bajo coste, la sostenibilidad, que no requiera el uso de animales (algo que determinados grupos sociales valoran), que puede producir múltiples productos al mismo tiempo (biorefinería), o la capacidad que existe a nivel agrícola de escalar la producción (escalabilidad).
INVESTIGACIÓN
“Las biofactorías de plantas todavía es un segmento pequeño porque los sectores industriales tienen una cierta inercia que cuesta romper. Comenzamos con microorganismos y la tendencia es seguir haciéndolo así. Además, la tecnología en plantas estaba muy atrasada si la comparamos con lo que se puede hacer con microorganismos, peo resto está cambiando”, explicó el investigador.
Sobre los tipos de industrias que podrían usar plantas biofactoría, Orzáez explicó que a mediana escala las plantas crecen en condiciones de confinamiento y se usan para producción de moléculas de muy alto valor añadido, como las vacunas. A gran escala también se usan en condiciones de confinamiento, pero se puede pensar en un escalado mayor. Sin embargo, a muy larga escala, nos encontramos con productos de no tanto valor añadido pero que se pueden producir a escala.
“En los últimos años ha habido mucha revolución en la mediana escala”, resaltó, remarcando la importancia de que se haya producido la primera vacuna contra la COVID desarrollada a base a plantas. Un caso en el que se ha llegado hasta el final de todos los requerimientos para llevar al mercado una vacuna de tan alto valor añadido y obtenida a través de plantas. Este es el uso más extendido en este sector. Se suele trabajar sobre Nicotiana benthamiana porque es muy fácil de manipular.
EL CASO DE ESPAÑA
En esta carrera en el impulso de las plantas biofactoría España está jugando un papel importante. “En España tenemos grupos muy fuertes en los distintos centros de investigación donde se están desarrollando productos de plantas biofatoría”. Puso el ejemplo del proyecto NEWCOTIANA, que busca mejorar, con las nuevas técnicas de edición genética, las plantas biofactoría, concretamente las del tabaco. Al final del post rescatamos la entrevista que le hicimos al investigador hablando de este proyecto.
También habló del tomafrán, “un ejemplo de uso de biofactoría con bastante futuro”. Se trata de un híbrido de tomate y azafrán capaz de proteger contra los trastornos neurológicos que ocasiona la enfermedad de Alzheimer. “Hace un año creamos MADEINPLANT, una nueva startup dentro de la Universidad de Valencia que trata de incorporar en el CSIC la producción de bioproductos a medida”. Rescatamos también al final del post la entrevista que le hicimos a María Lourdes Gómez del Instituto Botánico de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) hablando del tomafrán.