En el marco de la Semana de la Ciencia se celebró ayer en Madrid la jornada ‘Biotecnología Vegetal: cómo cambiará nuestras vidas’, un evento organizado por Foro Agrario y la Fundación Antama en el que Francisco García Olmedo (Miembro del Colegio Libre de Eméritos y de la Real Academia de Ingeniería) analizó los retos presentes y futuros del mercado alimentario en su ponencia titulada ‘Alimentos para el medio siglo’. Una lección magistral en la que abordó retos y logros agrarios y alimentarios, el valor de elementos clave como el suelo, el agua o la energía, la mejora de plantas, la dieta o el desperdicio de alimentos.
Según explicó en su intervención, el gran reto actual es la seguridad alimentaria, garantizar acceso físico y económico a alimentos sanos y variados. En un mundo con una población en constante crecimiento este reto será cada vez mayor, demandando soluciones que tengan en cuenta factores cambiantes como la distribución poblacional. En esta línea destacó los logros conseguidos hasta el momento. Desde la revolución Verde hasta las últimas tecnologías agrarias han permitido incrementar la producción y dar alimentos a más personas. “Sin la agricultura clásica no habríamos sido capaces de alimentar a la población como lo hemos hecho”, resaltó.
Pese a ello existe una crisis alimentaria. “En los últimos años los precios de los alimentos se han disparado, hay 100.000 millones de personas que comen o no dependiendo del precio de los alimentos en cada momento”, explicó. Desde su punto de vista existen muchos tipos de hambre y ninguno de ellos es consecuencia de un mal reparto de los alimentos. “La solución real al hambre es que los que necesiten comer puedan producir o comprar alimentos”, matizó.
En cuanto a la mejora de plantas Francisco García Olmedo resaltó que “desde el Neolítico se ha practicado mejora genética, se llamara así o no” y que “La biotecnología vegetal no es algo que funcione separado de la mejora genética clásica”. Hizo hincapié en que casi todo lo que comemos a día de hoy es fruto del artificio, la prueba de ello es que las plantas que cultivamos son incapaces de vivir por sí mismas en la naturaleza. Afirmó que la biotecnología ha sido una herramienta de conocimiento feroz y que oponerse a ella es un disparate. “La biotecnología agraria es una tecnología que está aquí para quedarse”, matizó.
Ante este panorama, el suelo se ha convertido en un bien estratégico. Cada vez hay menos superficie laborable disponible y los países están comprando suelo. El agua es otro elemento escaso, no se puede aumentar la producción intensificando los regadíos. Y hay que minimizar el consumo de energía ya que se ha convertido en un factor limitante.
También analizó las dietas actuales, y es que pese a lo que se pueda pensar la diversidad de dietas ha aumentado en todos los países en los últimos años, lo que ha disminuido es la diversidad de la dieta global ya que el consumo de alimentos cada vez es más similar. En este aspecto supone también un reto el desperdicio de alimentos. “El 30% del alimento producido va a desperdicio, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo”, explicó. Eso sí, el desperdicio es diferente. En los países industrializados el desperdicio se produce en los puntos de consumo mientras que en los países en vías de desarrollo se da en los puntos de recolección y procesado. Todo este panorama nos lleva a una gran exigencia global: intensificar la producción para producir más en menos espacio y hacerlo de forma más sostenible.