El Ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, señaló ayer en Madrid durante la clausura de la Sesión Académica de la Real Academia de Ingeniería que la Unión Europea no puede dar la espalda a la biotecnología agraria si quiere hacer frente a retos como el abastecimiento alimentario de una población en constante crecimiento. Para el ministro, los cultivos transgénicos son una de las soluciones necesarias para hacer frente a los retos agrarios y alimentarios actuales y futuros.

Según explicaba el ministro, “si queremos aumentar la producción de alimentos debemos hacerlo sin incrementar la superficie”, un reto que requiere “aumentar los rendimientos por hectárea haciendo un uso sostenible de los recursos de agua y energía”. Para ello se necesita una “nueva agricultura que no podrá desarrollarse sin la incorporación del conocimiento científico, cada vez en mayor medida a las prácticas hoy habituales”, afirmaba.

A este respecto, Arias Cañete señalaba que “no podemos aislarnos de un mundo globalizado, que ha adoptado los cultivos transgénicos sin complejos, habida cuenta de que responden a necesidades concretas de abastecimiento alimentario de nuestra sociedad, mejoran los resultados económicos de la actividad agraria y permiten el ahorro de recursos y energía”.

En esta línea, el titular de Agricultura comentaba que España lleva muchos años cultivando en único evento maíz autorizado, una variedad “que ha evitado el consumo de productos químicos y ha mejorado el rendimiento, sin que se hayan producido las consecuencias anunciadas por quienes sustituyen, en muchas ocasiones, la ciencia por la ideología”.

Arias Cañete recordaba que “cualquier autorización a nivel de la Unión Europea de un nuevo evento, tanto para consumo animal como humano, requiere de una evaluación exhaustiva de todas sus posibles implicaciones. Así, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), garantiza a los ciudadanos europeos su seguridad desde el rigor científico”.

Por último, el Ministro señalaba que aún queda camino por recorrer para superar las trabas a este tipo de agricultura. “El objetivo no es otro que, sobre bases sólidas, restablecer la normalidad y que prevalezca el criterio solvente sobre cualquier otro, de modo que nuestros agricultores puedan competir en igualdad de condiciones con los de países terceros, y nuestras industrias agroalimentarias puedan abastecerse de la producción propia en mayor medida”, concluía.

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