Sudáfrica y Nigeria son los únicos países africanos que cuentan con políticas específicas de regulación de la biotecnología, aunque sólo Sudáfrica ha comenzado a beneficiarse de la agricultura transgénica y ha incrementado en 0,16 millones de hectáreas sus campos de cultivo de maíz, soja y algodón modificados genéticamente (MG), según revela Jane Stautz, quien trabaja para el departamento de ingeniería genética y biotecnología de la empresa norteamericana Dow Agrosciences. A juicio de Stautz, el resto del continente debería seguir los pasos que han iniciado estos dos países para adoptar políticas de regulación para el desarrollo y aplicación de la biotecnología, si no desea seguir caminando hacia el aislamiento mundial, tal y como recoge la lista de distribución de noticias Agbioworld.

Sudáfrica ha comenzado a cultivar variedades MG en 2003. Los agricultores algodoneros de la región de KwaZulu Natal anunciaron entonces que sus campos de transgénicos (OMG) había superado en un 89% a los campos de semillas convencionales. El año pasado, Sudáfrica se posicionó entre lo 11 países en desarrollo en los que los cultivos transgénicos han hecho incrementar los ingresos de los agricultores pobres en algo más de 6 millones de euros.

En este momento, la mayoría de los países africanos no pueden obtener los beneficios de la plantación de cultivos MG, ya que las políticas nacionales y sistemas regulatorios no están preparados para afrontar los requerimientos sanitarios, si se aprueba su uso general. Por una parte, esta situación se agrava con el hecho de que la mayoría de los dirigentes carecen de información biosanitaria basada en datos científicos, que resulta crucial para clarificar e incrementar la regulación de las políticas y procedimientos. De otro lado, muchos países firmaron el Protocolo de Cartagena de 2000 (que busca proteger la diversidad biológica de los riesgos potenciales derivados de la biotecnología moderna), aunque carecen de sistemas regulatorios para salvaguardar la biodiversidad.

Jane Stautz sostiene que la solución a problemas como la sequía y las enfermedades de las plantas es que se cultiven OMGs específicos que sean capaces de resistir en tiempos ambientales difíciles y que tengan un proceso de maduración rápido. Esto podría salvar los cultivos africanos de enormes y a veces completas pérdidas de cosechas que derivan en hambrunas, con la consecuente muerte para los más desfavorecidos del continente.

Si África desea comecializar OMGs, Stautzlll argumenta que hay factores como el precio, los controles gubernamentales impuestos en la agricultura, acceso a suministros de agua potable, taxación, infraestructuras en calles y carreteras y acceso a la sanidad, que deben regularse antes.

Según el Graine Council norteamericano, las fuerzas económicas y las políticas gubernamentales está cambiando el paisaje de la agricultura mundial y África no debería quedarse atrás. En el siglo XXI, la sostenibilidad es un concepto muy importante para la agricultura, que implica la creación de sistemas de alimentos y fibras que promocionen la seguridad alimentaria y la vitalidad económica entre la comunidad, de un modo respetuoso con el medio ambiente. Y esto es algo que puee ofrecer la agricultura biotecnológica. La agricultura es la actividad económica más importante de África, al ocupar a entre el 60% y el 80% de su población.

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