El Jefe de Servicio en Instituto de Salud Pública de Navarra, Javier Aldaz Berruezo, ha publicado en la Revista Salud Ambiental (RSA) el artículo ‘La polémica sobre la seguridad de los organismos modificados genéticamente y los fitosanitarios y el estudio de Séralini’, un editorial en el que se analiza la situación de los cultivos transgénicos en la Unión Europea y el debate en torno a la seguridad de los mismos. Se presta especial atención al último estudio publicado por el francés Gilles-Eric Séralini en la revista Food and Chemical en el que se apuntaban riesgos de salud por el consumo de maíz modificado genéticamente.

Tras una completa exposición de qué son los organismos modificados genéticamente, la legislación europea a la que se atañen, el técnico desbroza el informe de Séralini y otros exponiendo las inexactitudes científicas del mismo y las revisiones que necesita para que sus conclusiones puedan ser tomadas por válidas. Conclusiones que si finalmente llegaran a confirmarse “tendría una indudable trascendencia en la revisión actual de los OMG en Europa,” afirma.

Según resalta Javier Aldaz, las revisiones y valoraciones del informe de Séralini y otros publicados por las agencias europeas “concluyen de forma unánime que su calidad científica es insuficiente y por ello las conclusiones no están adecuadamente fundamentadas por las pruebas experimentales debido a la insuficiencia del estudio en cuanto a sus objetivos, el protocolo seguido, su desarrollo, la presentación y la interpretación de los resultados.”

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha pedido la revisión del informe al no considerarlo válido, una revisión que según dicho órgano europeo debería centrarse “en la metodología del estudio y no en los resultados, justificando este enfoque en que esta es la parte fundamental de cualquier investigación para garantizar que los resultados de la misma son válidos,” señala el técnico.

Sin duda el informe del grupo de Séralini plantea serias dudas sobre su validez en los diferentes aspectos,” afirma Javier Aldaz. En esta línea concluye que si el grupo de Séralini no lograra demostrar la validez de su estudio “podría facilitar que la Comisión Europea autorice nuevos cultivos y la comercialización de otros productos destinados a la alimentación animal y humana en la Unión Europea, autorizaciones que se encuentran actualmente en fase de evaluación previa.”

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