Un estudio hispano francés liderado desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto un mecanismo de regulación génica que influye en la forma en la que los organismos eucariotas controlan su desarrollo y su respuesta a las condiciones ambientales. Los resultados, que han sido publicados en la revista The Plant Cell, muestran por primera vez que las proteínas Sm confieren especificidad a la actividad del complejo de corte y empalme (espliceosoma).

Según explica el investigador del CSIC Julio Salinas, del Centro de Investigaciones Biológicas, “el espliceosoma es una maquinaria molecular que se ha conservado a lo largo de la evolución y que es fundamental para la maduración de los ARNs mensajeros primarios (pre-mRNAs) y, por tanto, para la vida. Hemos observado que la especificidad que le confiere la proteína SME1 depende de las condiciones ambientales y es fundamental para el correcto desarrollo de las plantas y de su adaptación al medio”.

Los resultados del estudio muestran, además, que la proteína SME1 lleva a cabo esta función asegurando el correcto procesamiento por parte del espliceosoma de una serie de pre-mRNAs específicos según el estadio de desarrollo o la situación ambiental. Además, el empalme incorrecto de la mayoría de los pre-ARNm dirigidos conduce a la generación sin sentido de firmas de decaimiento mediadas, lo que indica que SME1 también garantiza niveles adecuados de las transcripciones funcionales correspondientes.

Los resultados también muestran que la función selectiva de SME1 asegurando patrones de expresión génica apropiados a través de la regulación de uniones específicas pre-mRNA es esencial para el desarrollo adecuado de la planta y la adaptación a las temperaturas de congelación. Estos hallazgos revelan que SME1 desempeña un papel crítico en el desarrollo de las plantas y la interacción con el medio ambiente al proporcionar especificidad de actividad de spliceosome.

El trabajo ha sido realizado en la planta modelo Arabidopsis Thaliana, pero según sus autores la función de SME1 en el control del espliceosoma podría extrapolarse a otros seres vivos.

[FUENTE: CSIC + THE PLANT CELL]

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