En la próxima edición de la Revista Nature se podrá encontrar el trabajo realizado por un grupo de investigadores internacionales de 14 países agrupados en el PGSC (Potato Genome Sequencing Consortium) en el que se expondrán los resultados del análisis del genoma de la patata. Éste contiene toda la información sobre cómo crece y se reproduce la patata, información que ayudará a los científicos al mejoramiento del tubérculo ya sea en rendimiento, calidad, valor nutricional, o resistencia a enfermedades y problemas ambientales.
Se espera que la secuencia del genoma de la patata ayude a los mejoradores a reducir los 10-12 años que se requieren actualmente para desarrollar una nueva variedad. El genoma de la patata es la primera secuencia de una planta tipo Astéridas en ser publicados, un grupo de plantas con flores que abarca alrededor del 25% de todas las especies vegetales.
El análisis de los datos de la secuencia revela que el genoma de la patata contiene aproximadamente 39.000 genes codificante de proteínas. La posición de más del 90% de estos genes en los 12 cromosomas de la papa hoy es conocida. En la actualidad ya se han desarrollado distintas variedades de patata transgénica en distintas partes del mundo:
- Científicos coreanos han desarrollado una patata transgénica resistente a la sequía, logrando que el tubérculo transpire menos reduciendo así la pérdida de agua.
- Investigadores estadounidenses también han desarrollado una patata transgénica con menos índices de acrilamida, logrando la reducción de desechos generados en el procesamiento y reduciendo la emisión de este compuesto en su tratado.
- Científicos belgas se encuentran realizando pruebas de campo con patatas transgénicas resistentes al tizón tardío, enfermedad que afecta a patatas y tomates, entre otros, y que originando grandes pérdidas de cosecha.
- Investigadores argentinos han desarrollado plantas de patata transgénica que pueden ser utilizadas como vacunas orales para combatir el virus de la enfermedad de Newcastle (NDV), que afecta a las aves y produce grandes pérdidas económicas.
En la Unión Europea desde el dos de marzo de 2010 se permite el cultivo de la patata transgénica Amflora, variedad que produce un almidón de amilopectina puro idóneo para aplicaciones técnicas.