Los olivos son un recurso muy valioso en España e Italia. Países en los cuales la dieta mediterránea está muy arraigada y en la cual el aceite de oliva procedente del fruto de los olivos se considera oro líquido. En los últimos años, la bacteria Xylella fastidiosa se ha convertido en una de las plagas vegetales emergentes más preocupantes y cuyas consecuencias pueden ser muy notables. Esta bacteria no solo afecta a los olivos, dependiendo de la especie puede afectar a otro tipo de plantas como por ejemplo, vid, frutales de hueso, cítricos, almendros y numerosas especies ornamentales (también con alto valor económico). Es importante destacar que la bacteria no afecta ni a animales ni humanos.
Esta bacteria crece entre los 26-28ºC, temperatura habitual en las zonas del Mediterráneo. La bacteria se aloja en el xilema, que es el nombre que reciben los vasos sanguíneos de las plantas, ahí se multiplica y acaba taponando el flujo de nutrientes a toda la planta. Si a la planta no le llegan los nutrientes suficientes acaba por marchitarse y morir. En los olivos, las señales que indican una infección son el marchitamiento y el decaimiento generalizado debido a la falta de agua. Las hojas y las ramas se comienzan a secar y se produce el fenómeno de defoliación (caída de éstas de forma prematura).
Una vez explicado lo que la bacteria ocasiona a los olivos, la siguiente pregunta es cómo se infectan. El mecanismo de infección incluye la presencia de insectos, que hacen de vector de la enfermedad. Los insectos se alimentan picando la planta para sorber las sustancias que circulan por el xilema, de esta forma ingieren también la bacteria y la traspasa a las plantas sanas de las que siguen comiendo. Un dato tranquilizador es que la capacidad de vuelo de estos insectos y su capacidad de infección es pequeño, unos 100 metros. El problema viene cuando se transportan plantas infectadas a zonas sanas.
¿Hay cura para las plantas afectadas? La respuesta es no. Una vez la planta se ha infectado no hay actualmente un remedio para eliminar la bacteria. Esto ha provocado que en zonas infectadas de Italia se hayan talado más de un millón de olivos en un periodo de 7 años. En España las medidas han incluido la prohibición de exportar plantas y árboles vivos fuera la comunidad y en las zonas donde ha habido casos confirmados se han talado centenares de árboles (los infectados y los que se encuentran en el radio de acción de 100 metros de los insectos). En España se han confirmado casos principalmente en las Islas Baleares (Mallorca, Menorca e Ibiza), y de forma minoritaria en Alicante y Madrid.
Si no hay cura y las consecuencias son tan graves, ¿cómo se puede evitar el contagio?. Los esfuerzos se focalizan en la prevención. Desde las administraciones se han dado pautas de buenas prácticas y se ha legislado cómo actuar. Algunas de las medidas adoptadas son:
- Guías de buenas prácticas agrarias para evitar las condiciones óptimas de crecimiento de la bacteria.
- Control (e incluso prohibición) de comercio y movimiento de plantas susceptibles a ser contaminadas por la bacteria.
- Planes de control de los insectos vectores.
- Aplicación de los protocolos de erradicación y contención establecidos a nivel tanto europeo como nacional.
Viendo el escenario actual, la innovación es una herramienta clave para evitar la muerte de muchos árboles que producen importantes pérdidas económicas. Como ya se ha mencionado, actualmente no hay remedio, pero la biotecnología está trabajando para poder hacer frente a esta bacteria. Se están buscando variedades resistentes entenderá esta bacteria, e intentando entender cómo los insectos transmiten la enfermedad para crear fitosanitarios más eficientes y respetuosos con el medio ambiente.