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[NOTA DE UPA-ANDALUCÍA] El Secretario de Agricultura y Mercados de UPA-Andalucía, Francisco Javier Fernández, participó en la jornada de la Plataforma Tecnológica de Agricultura Sostenible (PTAS) sobre biotecnología agraria celebrada en Sevilla el pasado mes de noviembre. Javier Fernández defendió, en su intervención, que la biotecnología es una potente herramienta que se posicionara en el siglo XXI como la tercera revolución verde del campo, permitiendo solucionar viejos problemas de nuestra agricultura de una forma más sostenible económicamente y más respetuosa con el medio Ambiente además de poderse producir cultivos con fines farmacéuticos y energéticos.

“Las cifras actuales lo demuestran con más de 170 millones de has sembradas durante el año 2012 en el Mundo con un crecimiento anual de más del 6 % con respecto al año anterior en más de 25 países principalmente subdesarrollados por más de 17 millones de agricultores. Desde su aprobación en el año 1996 se han sembrado más de 1200 millones de hectáreas. sin que haya habido ningún problema para la salud y el medio ambiente, ahorrando millones de toneladas métricas de pesticidas”, afirmó Javier Fernández.

Además, el Secretario de Agricultura y Mercados de UPA-Andalucía indicó: “En cultivos como el algodón y la remolacha azucarera en Andalucía, tendrían más de un 90 % de adopción por parte de los agricultores y se sembraría el 80 % de la superficie de estos cultivos, dejando el 20 % restante como espacio de refugio con cultivos convencional para evitar resistencias, por tanto carece de sentido declarar a Andalucía “ libre de transgénicos” primero porque las competencias las tiene el estado miembro y la UE y en segundo lugar porque perjudicaría a los agricultores andaluces”.

Por ese motivo, consideró que es importante que en un mercado global y liberalizado, los agricultores Andaluces tengan la libertada de adoptar esta tecnología para sus cultivos y poder competir con las mismas herramientas que tienen agricultores de otros Continentes, porque de lo contrario, cada vez se demuestra más que el rechazo al progreso que nos da la ciencia nos empobrecería por falta de recursos y competitividad.

Por último, pidió tratar a la biotecnología como ciencia y no como política. De ahí que planteara que los pactos políticos no pueden prohibir la realización de ensayos de campo, porque esa investigación sin coste alguno para nuestras administraciones acaba en otras Comunidades Autónomas como ha ocurrido con los ensayos de algodón en Cataluña.

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