La roya del tallo (Puccinia graminis) es un hongo que produce una enfermedad que afecta a diversos cereales. En trigo fue muy importante durante la primera mitad del siglo 20 y sigue estando presente. Ahora, investigadores británicos han arrojado luz sobre el misterio de lo que hace que el trigo sea susceptible a la devastadora roya del tallo. Durante décadas, los investigadores sabían que algo en el genoma del trigo estaba suprimiendo la resistencia de la planta a este hongo. Ahora, los investigadores del Laboratorio Sainsbury (TSL) han identificado el mecanismo genético subyacente que está causando esta supresión, eliminando una barrera obstinada para los cultivos en desarrollo con una inmunidad más fuerte utilizando herramientas genómicas modernas.

En el corazón del misterio se encuentra el genoma del trigo harinero, notablemente complejo, que se compone de tres genomas separados A, B y D. Estos provienen de tres especies diferentes de gramíneas evolucionadas independientemente. En la década de 1960, el investigador canadiense Eric Kerber demostró que cuando se eliminó el genoma D, la planta pasó de ser susceptible a la oxidación a ser resistente. Más investigaciones 20 años después demostraron que la causa de este fenómeno era un gen en un solo locus en el cromosoma 7D que estaba suprimiendo la resistencia del trigo a la roya del tallo.

En el estudio de TSL, los investigadores inocularon plantas de trigo con óxido de tallo y compararon las respuestas a una variedad de plantas mutantes sin el gen supresor. Normalmente, el trigo responde a la roya del tallo con alrededor de 8.000 genes expresados. En las pruebas de TSL, un mutante respondió con alrededor de 2.200 genes, otro mutante con 55 genes. Críticamente, estas plantas mutantes son resistentes, mientras que la planta de trigo madre es susceptible.

Matthew Moscou, uno de los autores principales del estudio, explica que si bien las plantas que responden al patógeno serían algo bueno, no lo hacen resistente. Esto es lo contrario. La planta que responde es la susceptible y la que no responde es la resistente.

Más información en la web de TSL o en el artículo en Nature Communications.

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