En 2018, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) tomó una polémica decisión que aún hoy no se ha resuelto: considerar los organismos obtenidos mediante mutagénesis como un organismo modificado genéticamente, obligándolos a ser regulados por la normativa actual de transgénicos. Se impuso así a las nuevas técnicas de edición genética una regulación que fue diseñada hace más de 20 años, que está obsoleta y que frena la investigación en Europa. Esta decisión ha sido fuertemente criticada por la comunidad científica en repetidas ocasiones. Incluso los propios Estados miembro también mostraron su rechazo ante esta decisión y pidieron una actualización urgente de la normativa europea. Dos años después todavía la comunidad científica y los propios Estados miembro siguen pidiendo que se actualice la legislación para desbloquear la investigación.

El último documento en esta línea ha sido el publicado por la Federación Europa de Academias de Ciencias y Humanidades (ALLEA, por sus siglas en inglés) en el que se analizan las opciones para poder armonizar la legislación europea con los últimos avances científicos, prestando especial interés en consideraciones éticas y sociales relevantes. El informe ha sido elaborado con las conclusiones de un simposio público celebrado en noviembre de 2019 en Bruselas en el que científicos expertos, responsables políticos y organizaciones analizaron la realidad de la edición genética en la mejora de cultivos, analizando y evaluando el impacto de la sentencia del TJUE en el fitomejoramiento europeo.

La ALLEA reconoce que “pese a que estas nuevas técnicas (de edición genética) ofrecen grandes oportunidades, sigue siendo vital ver el panorama general y también considerar las percepciones y diferencias culturales”. El informe tiene como objetivo proporcionar una visión general completa a los responsables políticos europeos y al público acerca de esta materia, así como compartir la preocupación de la comunidad científica de que esta legislación obsoleta obstaculice la investigación comunitaria y deje a Europa fuera de un mercado global en el que el resto de países mantienen una regulación menos restrictiva aunque segura, ya que está basada en evidencias científicas.

En este documento, ALLEA recopila la evidencia científica más reciente sobre la seguridad de los cultivos editados genéticamente y su potencial. A continuación incluimos las conclusiones del informe:

  • La Unión Europea debería regular en base a las características de la nueva variedad de planta y no en base a la técnica utilizada para su obtención.
  • Las ediciones que no añaden ADN externo no presentan ningún peligro para la salud o el medio ambiente mayor que el de las plantas obtenidas mediante técnicas de mejoramiento clásico. Son tan seguras o peligrosas unas como otras.
  • Las restricciones legislativas y políticas pueden obstaculizar la selección de cultivos más productivos y resistentes, que tendrían una menor huella ambiental y facilitarían una actividad agraria más sostenible.
  • La duración y el coste de los procesos de autorización obliga a muchas empresas de biotecnología a retirarse del mercado europeo. Estos dos factores también afectan fuertemente a la investigación pública.
  • Para mejorar la sostenibilidad y reducir el uso de productos químicos es necesario el acceso a las tecnologías más avanzadas que tienen capacidad para responder a los desafíos del cambio climático y reducir la huella ambiental de la agricultura.
  • Se necesita un diálogo abierto y honesto con todas las partes interesadas, incluida la sociedad, en los procesos de toma de decisiones.

GENOME EDITING FOR CROP IMPROVEMENT

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