La yuca (también conocida como mandioca) tiene muchos nombres y es uno de los cultivos de raíces más importantes del mundo. El almidón de la raíz de este cultivo se usa para hacer las perlas masticables en el té de boba, las gotas en el pudín de tapioca y se encuentra en una amplia variedad de productos sin gluten. Jessica Lyons, investigadora principal del proyecto de edición del genoma de la yuca en el Instituto de Genómica Innovadora (IGI), explica que aproximadamente mil millones de personas en todo el mundo dependen de la yuca como fuente de calorías, incluido el 40 por ciento de los africanos. La yuca, sin embargo, acarrea un problema: el cianuro. Por ello el equipo del IGI están trabajando en yuca sin cianuro y lo está haciendo utilizando la tecnología de edición del genoma CRISPR.

Para desarrollar yuca sin cianuro, los investigadores del IGI, en colaboración con el Danforth Plant Science Center, están utilizando la edición del genoma CRISPR para bloquear concretamente la producción de cianuro. La vía biosintética del cianuro en la yuca ya se conocía bien, y esto proporcionó al equipo de investigación una hoja de ruta para la edición del genoma. Además, otros investigadores demostraron que era posible interferir con esta vía mediante la interferencia de ARN (ARNi) y reducir de manera apreciable los niveles de cianuro.

“La edición del genoma es más limpia que el ARNi. Proporciona una eliminación completa y hace un cambio en el genoma que es estable y heredable”, explica Lyons. Las técnicas de reproducción convencionales podrían, en teoría, eliminar el cianuro, aunque aún no ha sucedido en más de 7.000 años de domesticación. La yuca se cultiva a partir de esquejes de tallos, lo que plantea el desafío de mejorar los rasgos no deseados, ya que la práctica produce clones de la planta madre. Lyons agrega que “CRISPR es mucho más rápido que el mejoramiento convencional, y es preciso”.

Más información en el comunicado de prensa del IGI.

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