Un equipo internacional liderado por investigadores de la Universidad de Manchester (Reino Unido) descubrió por qué algunas plantas tienen crecimiento rápido y además mueren jóvenes, mientras que otras tienen vidas largas y saludables. El estudio, publicado en Science Advances, ayuda a comprender cómo se mantiene la diversidad de plantas, lo que podría ayudar a mejorar la conservación de la naturaleza, la restauración del hábitat natural y el crecimiento de cultivos más saludables.

Mediante el uso de nuevas técnicas moleculares y el conocimiento existente de lo que hacen los diferentes hongos en el suelo, los investigadores encontraron que algunas plantas albergaban docenas de diferentes hongos dañinos en sus raíces, mientras que otras mantenían a raya a los microbios dañinos y atraían a muchos hongos beneficiosos que mejoraban la salud de la planta. También encontraron que el equilibrio entre los hongos dañinos y beneficiosos dependía del estilo de vida de la planta, lo que proporciona una idea de por qué algunas plantas “viven rápido” pero mueren jóvenes mientras que otras crecen lentamente pero disfrutan de una larga vida.

La autora principal del estudio, Marina Semchenko, de la Escuela Universitaria de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente (SEES, por sus siglas en inglés), dijo que algunas plantas crecen lentamente, pero que disfrutan de una larga vida al cooperar con hongos beneficiosos, mientras que otras crecen rápido y tienen éxito inicialmente, pero luego son Reducido por enfermedades causadas por hongos nocivos.

“Se sabe que los microbios del suelo son muy sensibles a la interferencia humana, como la agricultura intensiva, y nuestros hallazgos sugieren que los impactos negativos en los microbios del suelo pueden tener repercusiones en la conservación de la diversidad de las plantas”, explica Semchenko.

Los resultados del estudio podrían allanar el camino hacia nuevos enfoques en la agricultura para establecer el equilibrio microbiano adecuado para la producción de cultivos sanos al inclinar la balanza hacia microbios beneficiosos en lugar de dañinos en la zona radicular de las plantas.

[FUENTE: Universidad de Manchester]

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