Investigadores de la Universidad del Estado de Michigan (Estados Unidos) han identificado una función evolutiva en las plantas de tomate silvestre que podrían usarse en el desarrollo de tomates modernos resistentes a plagas. El estudio trazó la evolución de un gen específico que produce un compuesto pegajoso en las puntas de los tricomas o pelos en la planta de Solanum pennellii que se encuentra en el desierto de Atacama, en Perú.
Los pelos pegajosos actúan como repelentes de insectos naturales para proteger la planta y ayudar a asegurar su supervivencia y reproducción. El gen existe en la planta silvestre, pero no en los tomates cultivados, ya que este rasgo defensivo puede haber sido eliminado por los criadores previamente. El equipo utilizó enfoques genéticos y genómicos, incluida la tecnología de edición de genes CRISPR, en la planta de tomate silvestre para descubrir las funciones de genes, metabolitos y vías específicos.
El equipo pudo identificar una enzima tipo invertasa específica para las células en las puntas de los pelos pegajosos. Las invertas regulan muchos aspectos del crecimiento y desarrollo en las plantas. En el tomate silvestre, la enzima evolucionó para facilitar la producción de nuevos compuestos insecticidas.
“Las plantas son increíbles fábricas bioquímicas que producen muchos compuestos inusuales con propiedades protectoras, medicinales y económicamente importantes”, dijo Cliff Weil, director de programas de la National Science Foundation, que financió este estudio. “En este estudio, los autores encontraron que una enzima común se ha reutilizado para formar dichos compuestos, lo que nos da una idea importante de cómo la vida puede doblar las herramientas existentes para usos novedosos”.
Más información en el artículo del MSU Today.