Científicos del Instituto de Alimentos Sostenibles de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) han descubierto que la disminución de los estomas en las hojas de la planta de trigo la hace más resistente a la sequía y le permite usar el agua que recibe de forma más eficiente sin perder rendimiento. 

Recordemos que la agricultura representa el 80-90 por ciento del uso de agua dulce en todo el mundo. En promedio, se necesitan más de 1.800 litros de agua para producir un kilogramo de trigo. A medida que el suministro de agua se vuelve más escaso ante los efectos del cambio climático, los agricultores deberán producir más alimentos para alimentar a la creciente población mundial.

Como la mayoría de las plantas, el trigo utiliza los estomas para regular su ingesta de dióxido de carbono para la fotosíntesis, así como la liberación de vapor de agua. Cuando el agua es abundante, la abertura estomática ayuda a las plantas a regular la temperatura mediante enfriamiento por evaporación, similar a la sudoración.

En condiciones de sequía, las plantas de trigo normalmente cierran sus estomas para reducir la pérdida de agua, pero se ha encontrado que el trigo con menos estomas conserva el agua aún mejor y puede usar esa agua para refrescarse.

Los científicos cultivaron este trigo modificado genéticamente en condiciones con niveles más altos de dióxido de carbono y con menos cantidades de agua, condiciones que serían similares a las que se esperan en los próximos años a consecuencia de la degradación del clima.

En comparación con el trigo convencional, las plantas mejoradas genéticamente utilizan menos agua al tiempo que mantienen la fotosíntesis y el rendimiento. En un estudio separado, los científicos del Instituto también encontraron que las plantas diseñadas para tener menos estomas son menos susceptibles a las enfermedades.

Más información en el Instituto de Alimentos Sostenibles.

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