En el marco de la XVI edición del Congreso Anual de Biotecnología, que se está celebrando esta semana en Badajoz, la científica María Dolores Osuna Ruiz (Área de Protección Vegetal, CICYTEX) abordó el papel de la biotecnología en la sanidad vegetal, ya que a día de hoy son muchas las técnicas biotecnológicas que se aplican para encontrar soluciones y prevenir problemas de las plantas. La experta explicó en qué consiste la sanidad vegetal y las últimas técnicas aplicadas en este campo.

Su exposición arrancó definiendo la sanidad vegetal, “una actividad dirigida a proteger los vegetales y sus productos de los daños producidos por plagas, y de impedir la introducción y extensión de las procedentes de otras áreas geográficas, con el propósito de mantenerlos a niveles de población económicamente aceptables”

En esta línea resaltó que la sanidad vegetal tiene un papel crucial para lograr que el sector de la agricultura y la silvicultura sean sostenibles y competitivos, además de permitir proteger la biodiversidad y los ecosistemas. Y es que lograr plantas sanas es un desafío por elementos como el cambio climático, la propagación de variedades o las resistencias derivadas del uso continuado de herbicidas.

“La lucha contra las malas hierbas tiene que ser proactiva, no reactiva. Hay mucho trabajo en modelización para hacer modelos que prevean cuando van a salir las hierbas y qué proporción puede tener de resistencia. Se está trabajando mucho en esta línea”, señaló María Dolores Osuna Ruiz.

La gestión de plagas es beneficiosa para la biodiversidad, de ahí la importancia de que haya una búsqueda constante de técnicas y soluciones que permitan mantener la biodiversidad de los campos. Identificó tres grandes áreas de protección vegetal:

  • Enfermedades: Manejo integrado de enfermedades, epidemiología, interacción planta-patógeno
  • Malherbología: Manejo integrado de malas hierbas, herbididas, resistencia a herbicidas
  • Manejo del suelo: Interacción suelo-planta, fertilidad del suelo, enmiendas del suelo

María Dolores Osuna Ruiz es experta en malherbología, una ciencia poco conocida. Explicó que las malas hierbas son “plantas adaptadas a desarrollarse en hábitat manejados por el ser humano y que, en un cierto espacio y tiempo, interfiere con sus objetivos”. En la agricultura el manejo de las malas hierbas es cada vez más importante, en un momento en el que la Unión Europea impone un control integrado, no solo con el uso de herbicidas.

Hay distintas formas de control de malas hierbas. El control manual, realizado por el hombre a mano arrancando dichas plantas. El control mecánico, realizado con máquinas agrícolas. El control biológico, usando insectos para dicho fin. Y por último el control con herbicidas, extendido por su facilidad de uso. La Unión Europea  está limitando este último modelo de control ya que el uso inadecuado genera resistencias. Ante este reto “la biotecnología ofrece herramientas para la gestión y en la mejora de la competitividad de los cultivos agrícolas frente a las malas hierbas”.

La biotecnología permite la caracterización del genoma de malas hierbas con vistas a una identificación más precisa de sus características. Además permite identificar las especies resistentes a herbicidas y sus mecanismos de resistencia. Identificando además similitudes genéticas y variabilidad entre las poblaciones de malas hierbas. Existen muchas técnicas de biotecnología aplicada a la malherbología, las más usadas son: marcadores moleculares, secuenciación de genes y expresión de genes.

María Dolores Osuna Ruiz concluyó que todavía queda mucho por investigar, “hay que estudiar nuevos sitios diana y nuevos mecanismos de resistencia”. Además resaltó que la contribución al descubrimiento de nuevos herbicidas ayuda a identificar el modo de acción de nuevos compuestos con dianas desconocidas y a diseñar la estructura química de los inhibidores candidatos basándose en las nuevas dianas moleculares potenciales descubiertas en el genoma. Cerró su intervención recordando la importancia de los nuevos recursos genéticos “para desarrollar nuevos cultivares que puedan competir con las malas hierbas”.

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