El incremento de los precios de las materias primas registrados durante los últimos años a nivel internacional ha abierto una vez más el debate sobre los nuevos retos a los que se enfrenta la agricultura en el siglo XXI a la hora de producir alimentos sanos, seguros, a precios asequibles y obtenidos mediante una agricultura sostenible con el medio ambiente.

Esta subida ha desencadenado una progresiva reducción de los stocks alimentarios en todo el mundo desde el año 2000. A día de hoy, el precio de numerosos alimentos básicos han alcanzado niveles históricos al venderse un 60% más caros que hace dos años.

Según el informe expuesto por el economista Gonzalo Sanz-Magallón Rezusta, miembro del Departamento de Economía General de la Universidad San Pablo CEU, los principales factores que explican este comportamiento del mercado mundial agrario son:

–   Moderación en el ritmo de crecimiento de la productividad agraria
–   Reducción continuada de la cantidad de tierras dedicadas a usos agrarios
–   Incremento poblacional a nivel mundial y por tanto de la demanda alimenticia
–   Depreciación del dólar incrementando la demanda de productos procedentes de los Estados Unidos
–   Aumento productivo de bio-combustibles en el continente norteamericano

Por productos, el mayor incremento se ha producido en la leche (27,8%), mantequilla y margarina (19,3%), pasta alimenticia (18,1%) y arroz (15,1%). Otros productos que se han encarecido por encima del 10% son las legumbres y hortalizas secas, los huevos, quesos, el pan, las frutas frescas, las harinas y cereales, y otros productos lácteos (gráfico 5).
Así, en la Eurozona los alimentos se encarecieron hasta marzo de 2008 en un 6%, mientras que en Estados Unidos el ascenso fue del 5%. Los agricultores españoles han visto incrementado el precio medio percibido, contabilizándose un aumento interanual en el mes de febrero del 12% para el conjunto de productos agrícolas, que se eleva hasta el 46% para los cereales.

En lo que se refiere al mercado de semillas, la aparición de nuevas variedades transgénicas ha supuesto un aumento de la rivalidad entre las empresas del sector, al ampliar la variedad de semillas disponibles en el mercado. Sin embargo, la falta de aprobación de nuevas variedades de semillas MG que ya están siendo utilizadas en otros países, limita la rivalidad y la competencia entre las empresas en ese mercado.

Tras analizar esta situación en la mesa redonda organizada por Fundación Antama con miembros del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, del sector agrario e industrial, y de las asociaciones de consumidores, consideramos necesario el trabajo conjunto por todas las partes para mejorar la situación actual en la que nos encontramos y lograr que la agricultura recupere los niveles de rentabilidad que nunca debía haber perdido.

Es de vital importancia trabajar en la comunicación social sobre las variedades modificadas genéticamente para que el consumidor sepa las ventajas que éstas aportan y conozcan los análisis científicos a los que se someten para ser aprobadas y ser consumidas. Un consumidor informado puede asumir cualquier avance tecnológico.

La biotecnología aplicada a la agricultura hace productos más sanos reduciendo notablemente la aplicación de pesticidas que perjudican directamente el medio ambiente. Para que estas virtudes lleguen a la sociedad necesitamos una labor más activa de información.

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