Solo en el Banco Genético federal de Ex situ del Instituto IPK Leibniz en Alemania se conservan más de 150.000 variedades antiguas. Entre muchos rasgos, las variedades antiguas y exóticas poseen muchas variantes genéticas valiosas que se han perdido con la domesticación de las plantas y que pueden ser cruciales para el desarrollo de nuevas variedades y la optimización de cultivos.

Para aprovechar estas variedades antiguas un equipo de investigación ha estado trabajando en un enfoque interdisciplinario que involucró a fitomejoradores, genetistas de plantas, fitopatólogos y bioinformáticos. Su trabajo permitió detectar nueva biodiversidad de variedades antiguas determinantes en el rendimiento y la resistencia al ataque de roya amarilla. Este conocimiento permitirá desarrollar cultivos más resistentes y productivos.

Esta investigación, cuyos resultados han sido publicados en la revista Nature Genetics, se ha realizado durante seis años. Para determinar el potencial de rendimiento, las variedades antiguas se cruzaron con variedades élite adaptadas. Solo entonces se hizo claramente visible el potencial que tenían las variedades antiguas a la hora de mejorar la producción. Además, los investigadores utilizaron los resultados para desarrollar líneas puente, cruzándolas con variedades actuales. El rendimiento de la progenie resultante sorprendió, incrementando sus rendimientos.

Jochen Reif, coordinador del consorcio y jefe del grupo de investigación, está convencido de que “estos conocimientos son de gran importancia para abordar los enormes problemas que el cambio climático plantea a la agricultura“. Los resultados del estudio permiten dar un gran paso hacia la agricultura con un menor uso de fitosanitarios. “Con las nuevas regiones del genoma que descubrimos en algunas variedades antiguas, podemos diversificar el sistema inmunológico del trigo”, Jochen Reif.

“A través de la secuenciación integral de variedades antiguas y nuevas, en combinación con los valiosos datos de campo, pudimos identificar posibles variantes genéticas para la resistenciaa la roya amarilla”, explica Albert Schulthess, primer autor del estudio. Esto no hubiera sido posible sin la previa decodificación del genoma del trigo. Sin embargo, todavía hay que seguir investigando antes de que estos nuevos genes de resistencia puedan ser usados en la producción de plantas.

Más información en IPK Leibniz Institute.

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