En el marco de la jornada ‘La agricultura del futuro: políticas y nuevas tecnologías’ celebrada hoy en Sevilla y organizada conjuntamente por el Instituto de Cuestiones Agrarias y Medioambientales (ICAM) y Fundación Antama, un grupo de expertos en la materia defendieron el papel de los cultivos transgénicos, una tecnología que ya es una realidad mundial pero ante la que Europa se mantiene aún escéptica quedándose cada vez más fuera del mercado internacional.

En el análisis de este panorama intervinieron Esther Esteban Rodrigo (Jefe de Área de organismos modificados genéticamente del MARM) José Ignacio Cubero Salmerón (Doctor Ingeniero Agrónomo, Doctor en Ciencias Biológicas y Catedrático de Genética de la Universidad de Córdoba); y el Doctor Juan Quintana Cavanillas (Director de la Fundación Antama).

Juan Quintana fue el encargado de abrir la exposición en la que mostró con datos dos fotografías actuales. Por un lado la de un mundo que de forma masiva y desde hace 15 años se aprovecha de los beneficios técnicos, económicos, ambientales  y sociales de esta tecnología, con 134 millones de hectáreas sembradas en 25 países por 14 millones de agricultores. Por otro lado la de una Europa víctima de su multicefalia y de su laxitud política, que nos ha puesto a la cola de un desarrollo tecnológico que fue creado por nuestros propios científicos.

Desde el punto de vista económico recordó que solo en 2008 los agricultores biotecnológicos de todo el mundo, el 90% ubicados en países en vías de desarrollo, han obtenido unos beneficios de 9.200 millones de dólares solo por el uso de esta tecnología. Desde el punto de vista ambiental se han ahorrado 10,5 millones de hectáreas con el uso de estas semillas y se ha reducido en más del 8 por ciento la aplicación de fitosanitarios. Además se ha reducido en 14,4 millones el número de toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera, el equivalente  a 6,4 millones de vehículos retiradas de la circulación.

Ante esto planteó algunas cuestiones como ¿por qué en la Unión Europea se renuncia a  estos avances? Cuando más tarde o más temprano nos pongamos a nivel del resto del mundo, ¿qué y cuánto habremos perdido por el camino?, o ¿tan bien nos va en la Unión Europea que podemos dejar tanta ventaja a otros países, a otros sectores agrarios y alimentarios? Para finalizar dejó sobre la mesa la cuestión de qué pasaría si la sociedad europea y la española en particular fuera consciente de todo lo que estamos perdiendo por los intereses de unos pocos.

Por su parte, José Ignacio Cubero Salmerón analizó la posición de la Unión Europea ante esta tecnología, la cual permite importar la producción de cultivos transgénicos pero no permite a los agricultores europeos cultivarlos en el ámbito comunitario. Quiso además recalcar que la apuesta por los transgénicos no excluye las anteriores formas de agricultura y sería un error pensar eso. “La Biotecnología moderna no es la panacea, la Biotecnología clásica sigue teniendo mucha validez”, argumento por el que defendió la coexistencia armoniosa de cultivos como se viene haciendo hasta ahora.

En su intervención, Esther Esteban Rodrigo reconoció en su exposición que es una realidad el que “en la Unión Europea se respire un descontento general por cómo se están haciendo las cosas en esta materia”. En esta línea explicó de forma detallada la situación actual legislativa de los cultivos transgénicos en el ámbito comunitario.

En cuanto a la nueva propuesta normativa de nacionalización en la autorización de la siembra de cultivos transgénicos, Esther Esteban señaló que España pide “que las autorizaciones siegan siendo tomadas a nivel comunitario basándose exclusivamente en criterios científicos, ya que de otra forma no se respetaría la libertad de elección de los agricultores”.

En la mesa de debate se planteó la importancia de que la nueva Ministra de Medioambiente y Medio Rural y Marino, Rosa Aguilar, confíe en los organismos científicos competentes, como es la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) o la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), que hasta la fecha han velado con eficiencia e independencia por la seguridad alimentaria de todos los europeos. También destacaron los ponentes la necesidad de que el nuevo equipo de gobierno conozca las importantes y contrastadas ventajas medioambientales de este tipo de agricultura.

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