Investigadores de la Universidad de Queensland (UQ) de Australia han revelado que las plantas de tabaco australianas podrían usarse como biofábricas para la fabricación a gran escala de medicamentos. Los científicos David Craik y Mark Jackson del Instituto de Biociencia Molecular de la UQ demostraron que el tabaco silvestre nativo, Nicotiana benthamiana, tiene el potencial de producir grandes cantidades de medicamentos de una forma más económica y sostenible.
Según Craik, utilizarán la capacidad natural de las plantas para producir ciclotides, las cadenas de aminoácidos en forma circular, haciéndolos estables y adecuados como fármacos orales. El equipo de investigación utilizará técnicas modernas de biología molecular para instruir eficazmente a la célula vegetal para que produzca la molécula de interés.
El equipo de investigación desarrolló el medicamento T20K, que actualmente se encuentra en ensayos clínicos de fase 1 para tratar la esclerosis múltiple, una enfermedad autoinmune devastadora que afecta el sistema nervioso central. Craik dijo que T20K es el primer fármaco de ciclotida en llegar a los ensayos clínicos, y tiene la esperanza de que le sigan más y lleguen al mercado. Jackson explicó que “aprovechar las plantas como biofábricas es más rentable, ya que utiliza menos recursos y genera menos desperdicio, con un proceso de producción mucho más simple”.
Craick añadió que ha “demostrado que es posible aumentar la producción de ciclótidos en las plantas, proporcionando una plataforma para cultivar otros medicamentos para el dolor, el cáncer o la obesidad (…) También existe la oportunidad de crear capacidad para la biofabricación en Australia con los avances en la agricultura vertical, donde podemos tener fácilmente un entorno controlado para cultivar las plantas“.