En el marco de la decimocuarta edición de Cytalia, las Jornadas Anuales de Ciencia y Tecnología de los Alimento, Paul Christou, investigador en mejora genética de la Universidad de Lérida, defendió en su ponencia inaugural la naturalidad de los transgénicos explicando que “la Ingeniería Genética no ha surgido de la nada, sino que ha seguido la línea evolutiva de los sistemas de producción. Y es que la humanidad ha modificado los cultivos desde los comienzos de la agricultura”.

Bajo el título ‘Better health through nutritionally enhanced transgenic crops’, Christou, uno de los científicos que ha creado un tipo de semilla de maíz capaz de evitar el contagio del sida, analizó el origen de la Ingeniería Genética, su situación actual en el panorama internacional, y las aplicaciones de esta ciencia para solucionar la pobreza, la malnutrición, y para garantizar la producción frente al progresivo crecimiento poblacional.

En su exposición, Christou afirmó que los organismos modificados genéticamente cuentan con una seguridad extrema nunca vista desde los comienzos de la agricultura. Los estudios científicos realizados por la Unión Europea concluyen que “el consumo de estos productos no tienen riesgo alguno para la salud, por lo que es ridículo esgrimir argumentos contrarios a lo demostrado científicamente”.

En esta línea subrayó que el que grupos como Greenpeace cuestionen la seguridad de éstos es sólo por política ya que no hay ninguna base científica y su único objetivo es el de hacer dinero. “La combinación de la ciencia y la política es una mala combinación con una mala historia. La ciencia es desinteresada y honesta”, lo contrario a la política, explicó Christou.

Centrándose en el caso europeo, consideró que el análisis de la Biotecnología desde un punto de vista político “nos está alejando de la ciencia” y restó importancia a las decisiones adoptadas por Francia y Alemania con un “¿A quién le importa?”, siguiendo su argumentación con el progresivo e imparable crecimiento anual de cultivo de transgénicos en todo el mundo.

Para concluir, Christou pidió que “no nos dejemos influir por grupos como Greenpeace o por intereses políticos, no hay que tener en cuenta nada que sea ajeno a la ciencia. Y pese a que a día de hoy los transgénicos no lleguen a los países pobres confío en que lo hará en unos años y situaciones como la malnutrición y la pobreza comiencen a erradicarse”.

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