Una decena de asociaciones agrícolas del norte de México (pertenecientes a los estados de Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas) han insistido esta semana en la necesidad de que se levanten las trabas a la siembra de maíz transgénico en el país para aumentar la competitividad del campo. Según se recoge en el comunicado emitido en la prensa, los cultivos transgénicos “han incrementado la competitividad de los productores del campo en más de 20 países, muchos de ellos nuestros socios comerciales”, por lo que México puede quedarse atrás y dejar de ser competitivo.

El país importa anualmente más de nueve millones de toneladas de maíz, en su mayoría transgénicas, el equivalente al 30% del consumo nacional con valor de más de 3.200 millones de dólares.  Ante esta situación de desigualdad, estas asociaciones reclaman al Gobierno desterrar el “continuo aplazamiento de estas siembras”, para no incrementar “el rezago tecnológico de México”.

El maíz es, desde hace siglos, el alimento básico en la dieta mexicana, especialmente entre los estratos más pobres de la población, y forma parte de una gran variedad de platos. México, uno de los ocho lugares de origen de este cereal en el mundo, cuenta con 59 especies y 200 variedades adaptadas de este cereal.

El campo mexicano ha sido históricamente una de las áreas económicas más destacadas para el país, ya que una parte sustancial de la población se dedica al cultivo. A lo largo de las últimas décadas, el sector ha acusado un atraso por falta de tecnología, perdiendo competitividad y producción respecto al resto de países.

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