mariana fabiana entrevista antama omgs transgenicosMaría Fabiana Malacarne, Ingeniera Agrónoma por la Universidad Nacional de Río Cuarto en Córdoba (Argentina) y Doctora en Filosofía, Ciencia, Tecnología y Sociedad por la Universidad del País Vasco, es la autora del libro ‘Biotecnología… ¿Qué te cuento?’, una obra didáctica en forma de cuento que pretende acercar los entresijos de la biotecnología a los más pequeños de la familia.

Una obra que facilita la comprensión de la Biotecnología a través de cuentos cortos que parten de situaciones cotidianas para explicar aplicaciones de la tecnología. Fundación Antama ha tenido el placer de entrevistar a su autora que nos cuenta cómo nació la idea del libro y cómo se ve la posición europea ante los cultivos biotecnológicos desde fuera de la Unión Europea.

¿Qué te llevó a escribir un libro de biotecnología para los más pequeños?

Trabajé en Venezuela en un instituto de investigación donde hicimos un material didáctico previo para alumnos de 10-13 años. Con el paso del tiempo me pareció que sería interesante hacer algo para niños aún más pequeños. La manera que se me ocurrió fue escribir cuentos cortos que fuesen sencillos con los que se les quedara a los niños un concepto sobre el que después poder seguir profundizando cuando vayan creciendo.

¿Es difícil comunicar temas científicos?

Mucho. Comunicar temas complicados de manera fácil es muy difícil. En el caso de mi libro llevó mucho tiempo y trabajo de revisión. Yo tengo el conocimiento técnico pero también hace falta que la obra sea revisada por profesores y biólogos para conseguir un producto riguroso pero efectivo.

¿Es necesario enseñar ciencia desde pequeños?

Totalmente. Si desde pequeños empezamos a educar en ciencia vamos a tener una sociedad más comprometida.

¿Está ya la biotecnología en nuestras vidas?

Desde hace siglos la tenemos en nuestras vidas. En la vida cotidiana la tenemos en el champú, en el pan que comemos, en el jabón con el que lavamos la ropa, en los alimentos que comemos…

¿Por qué hay recelo a la aplicación de la biotecnología agraria y alimentaria?

No es recelo hacia la biotecnología sino hacia un modelo globalizador en el que se toma la alimentación como estandarte y de allí viene su rechazo, especialmente porque se ha asociado con el concepto de “antinatural”. Pero científicamente este rechazo no tiene ningún sustento. Si aceptamos un medicamento producido por biotecnología cuyo proceso de regulación es el mismo que el del resto de los medicamentos, ¿por qué no aceptar un cultivo transgénico, el cual pasa unos controles mucho más exhaustivos que los convencionales?

¿Es la biotecnología agraria la solución a todos los problemas?

Para nada. Es una herramienta que coexiste perfectamente con el resto de formas agrarias. No se puede decir que la biotecnología va a acabar con el hambre en el mundo, éste es un problema muy complejo en el que intervienen muchos factores. Lo que sí está claro es que es una herramienta que ayuda a producir más alimentos y de mejor calidad.

¿Cómo se ve desde fuera de Europa que estemos importando transgénicos pero no cultivándolos?

Es una competencia desleal con los productores europeos. La Unión Europea tiene un desarrollo que le permite no depender de la agricultura y ha hecho que la agricultura no sea prioritaria. El problema es que para algunos países europeos la agricultura sí es prioritaria y depende de la regulación comunitaria.

¿Apostará firmemente Europa por los cultivos biotecnológicos en un futuro próximo?

No creo que en un futuro muy cercano. Lo que tenemos que hacer es seguir trabajando en comunicación científica para explicar a la sociedad las cosas de una manera neutra y comprensible. El resultado de este trabajo quizá no lo veamos hoy pero sí dentro de unos años.

¿Qué papel juegan los medios de comunicación en la percepción de la biotecnología?

Uno de los más importantes. Vivimos en un mundo en el que todos estamos conectados, por lo que es fundamental el papel de los medios de comunicación. No olvidemos que los comunicadores sociales son personas de referencia a las que la gente cree por su reputación y no por los conocimientos profundos que puedan tener de un tema determinado. Esto es peligroso. Hay que comunicar en base a evidencias y no a creencias.

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