El secretario general de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), Jorge Jordana comentó el pasado martes 3 de junio que España y Europa no pueden permitirse “el lujo” de prohibir el consumo de productos transgénicos tras la subida en el precio de los alimentos registrada en los últimos meses.

“La transgenia obtiene materias primas mucho más diversas y baratas”, señaló Jordana, quien añadió que “el resto del mundo ya está comiendo transgénicos”.

El secretario general de FIAB, que participó en una conferencia sobre la situación actual de la industria alimentaria en el centro tecnológico Ainia de Valencia, ha puesto como ejemplo a China y la India, “países en que se consume arroz ‘dorado’, al que se le ha añadido la vitamina B-1 que antes no tenía”.

Además, gracias a la modificación genética podrían encontrarse variedades más productivas o con nuevas propiedades, según ha resaltado, por lo que ha pedido que se fomente la investigación en este sentido.

En su opinión, el aumento en el precio de los alimentos no se debe tanto a la escasez, ya que “aún no faltan materias primas básicas, aunque ese momento está muy próximo”, sino más bien a la equiparación entre el precio de la energía producida por los alimentos y el del petróleo.

“No es tan importante el porcentaje de cosecha destinada a biocombustible como la posibilidad de destinar los cultivos a la producción de energía”, ha explicado Jordana, que ha destacado el caso de los cultivadores de tomates en el Guadiana, quienes “han incrementado el precio en un 58% a la industria porque han amenazado con cultivar maíz para obtener energía si no lo acepta”.

La intención de la ONU de eliminar las restricciones a la importación y exportación de alimentos para solucionar la crisis “es sólo una solución coyuntural” para Jordana, ya que con esta medida “se fomenta la sensación de que hay escasez, por lo que aumentan los precios”.

El hambre en el mundo “es un problema de distribución, en el que mientras unos tienen de todo, otros siguen muriendo”, ha añadido.

Sobre la crisis del aceite de girasol ocurrida a finales de abril tras el descubrimiento de una partida contaminada procedente de Ucrania, Jordana ha criticado duramente a la Agencia de Seguridad Alimentaria y a sus responsables por “no utilizar los protocolos de actuación para estos casos”.

“Su actuación ha sido un desastre, no tanto por las medidas adoptadas como por hacerlo a través de la prensa y no por el camino reglamentario”, ha recalcado.

Entre sus consejos para conseguir disminuir los costes de producción también está el de recuperar las harinas cárnicas -responsables del mal de las “vacas locas”- como pienso, aunque únicamente para los animales cárnicos y no para los herbívoros.

Fuente:EFEAGRO

 

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