Ya queda menos para que los agricultores dispongan de cultivos tolerantes a la sequía. Científicos y compañías biotecnológicas del sector se han puesto manos a la obra con el fin de que en la próxima década haya cultivos que se adapten mejor a las consecuencias derivadas del cambio climático.

Hasta ahora, la tolerancia a herbicida, presente en la soja, el maíz, la canola, el algodón y la alfalfa, ha sido el rasgo dominante en los cultivos Genéticamente Modificado (GM). De hecho, ocupó el 63 por ciento del área global de cultivos transgénicos durante el pasado año (114,3 millones de hectáreas).

Según datos del Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA, en sus siglas en inglés), el evento que cuenta con más aprobaciones es la soja tolerante a herbicida GTS-40-3-2, autorizado en 24 países, seguido del maíz resistente a insectos MON810 y el tolerante a herbicida (NK603), ambos con 18 aprobaciones, y el algodón resistente a insectos (MON531/757/1076) con 16 aprobaciones en todo el mundo.

Sin embargo, reducir la huella medioambiental que produce la agricultura exige no sólo rebajar el uso de pesticidas, ahorrando combustibles fósiles y disminuyendo las emisiones de CO2, sino que será necesario aumentar la eficiencia del uso del agua en los cultivos.

La sequía es uno de los principales problemas que afectan a la productividad de la agricultura, ocasionando pérdidas que incluso superan los 8.000 millones de dólares a escala mundial, según los datos facilitados por la empresa Pioneer Hi-Bred, de la multinacional DuPont.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) va más allá y afirma que la falta de lluvias provoca pérdida de cosechas y reduce la alimentación en los pastizales, lo que se traduce en desnutrición humana y animal y crisis económica.

La agricultura utiliza el 70 por ciento del agua dulce del planeta, lo que no es sostenible, según los expertos, teniendo en cuenta que la población experimentará un incremento de casi el 50 por ciento para 2050 y que incluso aún es mayor el empleo de agua dulce en la agricultura de los países en desarrollo.

PROYECTOS EN MARCHA

Y es en estos países donde hay varios proyectos en marcha para desarrollar e implantar cultivos tolerantes a la sequía debido a que en ellos la falta de agua es más severa y frecuente que en los industrializados.

La multinacional Monsanto participa en un proyecto en el que instituciones públicas y privadas se han puesto de acuerdo para poner la tecnología de maíz tolerante a la sequía a disposición de los pequeños agricultores de Kenia, Ruanda, Tanzania y Sudáfrica, sin ningún tipo de coste económico.

“Se trata de un proyecto que cuenta con una partida financiera de 47 millones de dólares y que permitirá que el agricultor obtenga una cosecha suficiente para subsistir y al mismo tiempo para comercializar”, ha asegurado a Efeagro el director de Biotecnología de Monsanto para España y Portugal, Carlos Vicente.

Además, Monsanto tiene líneas de investigación abiertas en países como Argentina o Estados Unidos y en los cultivos del algodón y la soja, proyectos que hasta que se comercializan pasan por cuatro fases -prueba de concepto, desarrollo temprano del cultivo, desarrollo avanzado y prefase de lanzamiento comercial- y cuya duración ronda los 10 y 12 años.

Por su parte, Pioneer Hi-Bred trabaja desde tres enfoques básicos sobre tolerancia a la sequía -convencional, molecular y transgénico-, y es en este último donde mantiene el objetivo de contar en un plazo de entre 5 y 7 años con los primeros híbridos tolerantes a la sequía en el mercado internacional.

Por el momento, esta empresa desarrolla híbridos de maíz capaces de usar el agua de modo más eficiente, manteniendo un mejor comportamiento en los períodos de estrés hídrico.

A lo largo de todo un año, ha cultivado campos de maíz bajo condiciones de estrés en zonas de California y Suramérica y a partir de las conclusiones obtenidas han desarrollado un programa de pruebas de sequía que ayudará a determinar de modo fiable qué genes o combinaciones de genes proporcionan el nivel deseado de tolerancia.

Y es que la búsqueda de plantas resistentes a las consecuencias derivadas del denominado estrés hídrico es objeto de investigación de numerosos grupos de trabajo en todo el mundo.

Según ha explicado a Efeagro el investigador del Departamento de Nutrición Vegetal del CEBAS-CSIC, Francisco Pérez Alfocea, científicos de la Universidad de California, a través de la modificación de un gen, han creado plantas transgénicas cuyas hojas tardan más tiempo en envejecer, crecen con un tercio menos de agua de la utilizada habitualmente y soportan largos periodos de sequía.

En México, varios investigadores han identificado en condiciones naturales variedades de maíz que toleran la falta de agua, han aislado esos genes, los han secuenciado y están haciendo transformación genética de las variedades que más rinden, encontrando alta correlación del rendimiento con la falta de agua.

El coordinador general de Asuntos Internacionales de la Secretaria de Agricultura del Gobierno de México, y autor del libro “Los transgénicos, oportunidades y amenazas”, Víctor Villalobos, ha afirmado a Efeagro que este tipo de investigaciones son una realidad y que tendrán resultados sorprendentes, permitiendo sembrar en zonas con baja precipitación.

Mientras, en España, investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Sevilla han estudiado que la expresión en plantas transgénicas de un factor que sólo poseen las semillas ha permitido obtener una notable tolerancia a deshidrataciones extremas e incluso que una planta, tras secarse, se recupere después del riego.

CLAVES DE LA COMERCIALIZACIÓN

El maíz tolerante a la sequía será de los primeros en comercializarse, principalmente en Estados Unidos, sin embargo, para los países africanos se producirá después de 2010, ya que aún queda por realizar la fase de desarrollo y la evaluación de híbridos; mientras, el algodón y la soja se están desarrollando sin fecha.

¿Y en Europa? Habrá que esperar, porque dependerá del proceso regulatorio. En España, al igual que en el resto de países europeos, el maíz es la única especie que tiene autorizado el cultivo de variedades que contienen el evento modificado genéticamente MON810, que le proporciona resistencia a la plaga del taladro.

Los expertos consultados por Efeagro apuntan que si se mantiene la actual lentitud en la aprobación de Organismos Genéticamente Modificados (OGM), es posible que Europa se quede a la cola en la aplicación de la biotecnología agraria y que “lamentablemente” habrá que esperar a que el problema sea tan grave que no haya más remedio que aprobar su comercialización. 

Autora: Cristina Revenga 
Fuente: EFEAGRO

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