El 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Se establecieron 17 objetivos, cada uno con metas específicas que deben alcanzarse en los próximos 15 años. Para alcanzar estas metas, todo el mundo tiene que hacer su parte: los gobiernos, el sector privado, y la sociedad civil.

Los dos primeros Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDGs, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas tienen mucha implicación agroalimentaria: el hambre cero y el fin de la pobreza. Para cumplir sus metas la biotecnología podría jugar un papel clave. Un valor que analiza John Brennan (Secretario General de EuropaBio, experto en control de calidad e ingeniería ambiental) en una columna del último boletín de EuropaBio.

El experto recuerda que la población del planeta población “crecerá a cerca de 10.000 millones de personas para el año 2050”, por lo que avanzar hacia el cumplimiento de los SDGs “requerirá las mejores herramientas y políticas para lograr resultados (…) esto incluye la aplicación de la biotecnología”. Define la biotecnología como “la aplicación de la biología en beneficio de la humanidad y el medio ambiente”, destacando que “ la sostenibilidad es inherente a la biotecnología, por lo que es una herramienta clave para alcanzar los SDGs”.

En su explicación resalta los claros beneficios de la biotecnología. “Se estima que el potencial de la biotecnología en la mitigación de emisiones industriales de CO2 será para 2030 equivalente a las emisiones de 490 millones de automóviles. Además, la biotecnología roja ya está reduciendo la carga de enfermedades comunes como el cáncer, pero también de enfermedades raras como la fibrosis quística”, señala.

John Brennan reconoce que “pese a que ninguna herramienta sola puede cumplir los SDGs por sí misma, brindar a los agricultores acceso a la innovación y la tecnología puede ser muy útil. Los cultivos transgénicos, por ejemplo, ya están beneficiando a millones de pequeños agricultores en 19 países en vías de desarrollo, y han evitado que se cultiven 174 millones de hectáreas sin disminuir la producción.”

Concluye afirmando que “el progreso sostenible continuará requiriendo ciencia, innovación y tecnología. La revisión de la Estrategia de Bioeconomía de la UE debería sentar las bases para esto, al tiempo que se debe hacer hincapié en las sinergias con una economía circular eficiente en el uso de los recursos. Por lo tanto, al reconocer y fomentar la innovación en biotecnología, Europa se ve bien posicionada para ser un líder global en el logro de los SDGs”.

> Achieving the UN’s Zero Hunger Challenge

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