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En el marco de la jornada ‘Alimentando Europa con innovación’ que celebró ayer su primer día de actividades en Madrid organizada por Syngenta, expertos analizaron el papel de la innovación para alimentar a la Unión Europea. El debate en el que se planteó la pregunta de si se confía en la innovación tecnológica para alimentar a la sociedad europea contó con la participación de Clara Aguilera (Vicepresidenta de la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo), Begoña Nieto (Directora General Desarrollo Rural y Política Forestal, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente), Manuel Laínez (Director General del INIA) y Eduardo Baamonde (Director General de Cooperativas Agroalimentarias).

La humanidad se enfrenta a grandes desafíos alimentarios y agrarios a los que hacer frente. Cada día nuestro planeta cuenta con 200 mil personas nuevas demandando alimentos, un crecimiento proporcional a la pérdida de campos que puedan ser destinados al cultivo. Es momento de producir más alimentos con menos recursos, un reto que no puede olvidar la protección de la naturaleza ni la mejora de la calidad de vida de las personas que viven en entorno rurales. Ante este panorama la innovación es uno de los pilares básicos para impulsar la agricultura y asegurar el abastecimiento alimentario.

En la mesa redonda celebrada ayer en Madrid los expertos llamaron la atención sobre el desconocimiento social del valor de la tecnología para el sector agrario. Falta de información no sólo relativa a la innovación sino a todo lo que engloba el sector en una sociedad cada vez más urbanita. Manuel Laínez afirmaba que el rechazo a la biotecnología agraria radica en que la sociedad no sabe en qué consiste y sus aplicaciones las ven muy lejos de sus vidas. En esta línea destacó la necesidad de comunicar mejor para que la sociedad entienda en qué consiste la innovación agraria y sea consciente de las necesidades sociales reales.

Clara Aguilera reconocía que a la vez que el desconocimiento sobre la innovación agraria ha ido creciendo también lo ha hecho la popularidad de conceptos como natural” y “ecológico”, dos conceptos a los que se ha dado más valor del merecido. “La innovación no es incompatible con la agricultura tradicional (…) La sobrevaloración de lo que se entiende como agricultura tradicional está frenando la innovación”, reconocía.

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En este contexto, Eduardo Baamonde llamaba la atención sobre que una cosa es lo que el consumidor dice y otra lo que realmente luego hace. En su explicación explicaba que el discurso del consumidor que se pueda postular contrario a la innovación agraria luego no se corresponde con su actuación. “El consumidor da por supuesta la seguridad y la calidad del producto, lo que realmente condiciona su comportamiento de compra es el precio. Una demanda que obliga al productor ser cada vez más eficiente e incorporar la tecnología a su labor”, explicaba.

En cuanto a la legislación europea en torno a la innovación, Eduardo Baamonde reconocía que el sector se enfrenta al problema de encontrarse en un mercado cada vez más globalizado en el que las políticas agrarias y comerciales no son globales. Criticaba también que el regulador europeo se preocupa más de protegerse a sí mismo que en proteger al consumidor, por lo que frena el progreso evitando tomar decisión alguna. Begoña Nieto afirmaba que la innovación y la investigación deberían ser un sector esencial para la competitividad europea.

“La Unión Europea ha fracasado en materia de cultivos biotecnológicos. Los agricultores tenemos las manos atadas y nos vemos obligados a competir con productores que usan tecnologías que nosotros no podemos permitir. La regulación excesiva está convirtiendo el progreso en algo imposible. El mercado exige innovación”, reconocía Eduardo Baamonde.

Manuel Laínez afirmaba que para poder hacer frente al reto agrario del cambio climático y poder hacer frente a la demanda creciente de alimentos hay que intentar hacer una agricultura más integral, conservando suelo y recursos como el agua y apostando por las tecnologías para crear nuevas variedades adaptadas al entorno.

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