La memoria de estrés es la capacidad de las plantas para alterar sus respuestas fisiológicas para adaptarse a condiciones extremas al ser sometidas a situaciones de estrés abiótico.
La Arabidopsis thaliana (especie de crucífera nativa de Europa, Asia, y el noroeste de África) ha sufrido exposición a la deshidratación y presenta un comportamiento de transcripción que sugiere la capacidad de dichas plantas a tener memoria de estrés.
Algunos genes de la planta responden a las primeras amenazas de deshidratación cambiando su transcripción ofreciendo respuestas diferentes. Éstos son los genes de memoria, que ya han sido identificados en esta variedad pero que hasta ahora no habían sido estudiados en otras plantas hasta ahora, que ha sido analizado en el maíz.
Las respuestas transcripcionales de plantas de maíz con exposiciones repetidas a estrés por sequía han sido comparadas con las respuestas de plantas expuestas por primera vez. Esta comparación evidenció cuatro patrones de respuesta de memoria de transcripción similares a las mostradas por la Arabidopsis thaliana.
También existe evidencia de que las plantas monocotiledóneas y eudicot muestran habilidades similares a recordar una tensión de deshidratación. Los patrones de transcripción indican que el comportamiento de los genes a la hora de responder a tensiones repetidas es diferente del comportamiento durante la primera exposición, lo que sugiere que la memoria de estrés es un fenotipo complejo resultante de respuestas coordinadas de múltiples vías de señalización.
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