Charlamos con Carlos F. Suárez Isaacs, Responsable de Sostenibilidad, Políticas e Innovación del U.S. Grains Council y miembro del Consejo Directivo de la USSA sobre la sostenibilidad y la innovación en la agricultura.
¿Qué es y cuándo nace la US Sustainability Alliance?
La Alianza de los EE. UU para la Sostenibilidad (o USSA, por sus siglas en inglés) es una organización sin fines de lucro establecida en 2013 para representar a los agricultores, pescadores, silvicultores y otros socios de la cadena de suministro estadounidenses. Esta organización y busca dar visibilidad al fuerte compromiso que tiene la agricultura estadounidense con la conservación y la sostenibilidad.
En la actualidad, la USSA cuenta con 27 miembros y abarca cultivos básicos como la soja, el maíz y el trigo, hasta sectores más amplios como el comercio orgánico, y productos como las almendras, las ciruelas pasas, las batatas, los cítricos y los productos nativos americanos, junto con el salmón de Alaska, la carne de res, el cerdo, los productos lácteos y los huevos. En conjunto, los miembros de la USSA exportan más de 8.000 millones de dólares en alimentos y productos agrícolas a la UE-27 y al Reino Unido.
Nuestro objetivo es compartir con nuestros homólogos en Europa la realidad de la agricultura estadounidense, proporcionando información sobre las prácticas de producción sostenible de nuestros miembros. Al hacerlo, pretendemos disipar algunas de las percepciones erróneas que existen sobre la producción de alimentos en Estados Unidos. Por ejemplo, la agricultura estadounidense a menudo se presenta como una actividad industrial y a gran escala con poca preocupación por el medio ambiente. La realidad es muy distinta: el 97% de las granjas de Estados Unidos son de propiedad y operación familiar. Estas familias de agricultores viven y trabajan en la tierra transmitida de generación en generación y tienen la intención de mantener, mejorar y preservar estos recursos naturales para las generaciones futuras.
¿Cuáles son los principales pilares de la sostenibilidad agrícola?
La sostenibilidad tiene diferentes significados y definiciones, pero la verdadera sostenibilidad requiere equilibrar tres pilares: ambiental, social y económico. Si bien a menudo la atención parece centrarse en consideraciones ambientales y sociales, particularmente en Europa, la producción de alimentos debe ser rentable para poder ser verdaderamente sostenible. Dentro de estos tres pilares hay subconjuntos, como la mejora de la calidad del suelo y la optimización del suministro de agua, que es aún más crítico y desafiante debido al cambio climático.
En Estados Unidos la sostenibilidad está anclada en un robusto marco legal, un amplio espectro de entidades que desarrollan políticas y garantizan el cumplimiento, así como en una serie de incentivos que buscan la implementación de mejores prácticas de manera generalizada. Gran parte de este marco institucional viene desarrollándose desde hace casi un siglo, cuando un inadecuado conocimiento de las prácticas de producción sostenibles combinado con años de sequía causó, en 1930, una catástrofe ambiental que sirvió como llamado de atención sobre la necesidad de conservar y mantener la tierra. Este episodio se conoce como el ‘Dust Bowl’ y fue el gran catalizador de muchos de las instituciones y programas de conservación en la agricultura de los Estados Unidos que conocemos hoy en día.
Vemos la sostenibilidad como un viaje y buscamos mejoras continuas en nuestras granjas, bosques y pesquerías a lo largo de la cadena de suministro. Se trata de un enfoque “de abajo hacia arriba” impulsado principalmente por el mercado en lugar de una legislación prescriptiva “de arriba hacia abajo”.
¿Qué papel desempeñan la tecnología y la innovación en el avance de una agricultura cada vez más sostenible?
Los agricultores de todo el mundo necesitan tener acceso a herramientas seguras y eficientes si queremos producir suficientes alimentos para alimentar a una población en constante crecimiento. Los agricultores estadounidenses hemos estado durante mucho tiempo dispuestos a innovar y utilizar la tecnología para proporcionar más alimentos utilizando menos recursos. Por ejemplo, en un informe de abril de 2022, la publicación The Packer afirmaba que un agricultor estadounidense produce suficientes alimentos para alimentar a 155 personas, en comparación con solo 26 en 1960. Esta eficiencia ha sido impulsada en gran medida por la adopción de tecnologías nuevas y seguras.
En las explotaciones agrícolas americanas, gracias al aumento del uso de la agricultura de precisión (sensores, GPS, drones, sistemas de dirección automática y más), los agricultores pueden administrar los insumos para sus cultivos con mayor precisión (y, por lo tanto, de manera más sostenible).
Utilizando los datos, pueden variar y adaptar sus tasas de siembra y aplicación para utilizar la cantidad justa de semillas, fertilizantes y productos fitosanitarios a cada área de sus campos. Cada vez más, la inteligencia artificial se está empleando para mejorar y fortalecer la salud del suelo al predecir los niveles de nutrientes, determinarlos niveles de humedad y evaluar los riesgos de erosión.
El reto de cualquier tecnología es que el entorno social actual suele determinar si será aceptada. La ciencia nos proporciona herramientas para evaluar y gestionar el riesgo, y como tal, resulta esencial comparar los riesgos y costes de adoptar una nueva tecnología con el riesgo y los costes de no adoptarla.
El pasado 7 de febrero, el Pleno del Parlamento Europeo aprobó la propuesta de la Comisión relativa a la regulación de las nuevas técnicas de edición genética. ¿Deberían las NGT formar parte de la caja de herramientas para una agricultura cada vez más sostenible?
Esta votación fue a la vez sorprendente y bienvenida, ya que los eurodiputados reconocieron los beneficios que las nuevas técnicas genéticas pueden aportar a los agricultores y al medio ambiente. Sin embargo, las enmiendas a la propuesta pedían que los productos procedentes de las nuevas técnicas genómicas (NGT) fueran etiquetados y que se prohibieran las patentes. Los científicos y comentaristas argumentan que estas enmiendas son más políticas que basadas en la ciencia y podrían obstaculizar la adopción de los cultivos derivados de los NTGs en la UE.
Numerosos estudios destacan el potencial de los cultivos producidos con NTGs para contribuir a sistemas agroalimentarios sostenibles, incluido un estudio de la propia Comisión Europea en 2021 el cual señala que: “los productos NTGs pueden contribuir potencialmente a sistemas agroalimentarios sostenibles de acuerdo con los objetivos del Pacto Verde Europeo y la Estrategia «De la Granja a la Mesa».
Desde los primeros días de la agricultura, los productores siempre han buscado mejores formas de cultivar. Los cultivos derivados de las NTGs son simplemente la última tecnología disponible para ayudarlos. Además de los beneficios de la producción, como la resistencia a la sequía, a la salinidad, a los insectos y a las enfermedades, los cultivos NTGs aportarán beneficios nutricionales y para la salud, como el trigo sin gluten y una mayor vida útil para frutas y verduras. Los agricultores de todo el mundo necesitan todas las herramientas seguras y disponibles para alimentar a una población creciente. Las NTGs son tan solo otra herramienta para lograr este objetivo.