Con motivo del día mundial de la lucha contra la desertificación y la sequía, Fundación Antama quiere recordar que la disponibilidad de agua es, a día de hoy, uno de los principales retos a los que se enfrenta la producción agrícola, una situación que, según las previsiones, se agravará en los próximos años.

A esto hay que sumarle que la población mundial superará los 9.000 millones de personas en 2050 y que necesitaremos que la producción de alimentos se incremente un 70%  para alimentar a todos los habitantes. A día de hoy el riego de cultivos representa el 70% del consumo total de agua dulce del mundo, una cifra que en países en vías de desarrollo supera incluso el 95% del total.

Por todo ello, una gestión óptima de un recurso tan escaso y valioso como el agua es fundamental para la supervivencia humana, un recurso que la biotecnología puede ayudar a preservar. La Organización de las Naciones Unida para la Agricultura y la Alimentación (FAO)  afirma que los cultivos transgénicos son una de las herramientas clave para asegurar el suministro alimenticio futuro y para permitir que la actividad agrícola siga siendo productiva a la vez que se lucha contra los efectos del cambio climático.

EL PAPEL DE LA BIOTECNOLOGÍA

La aportación de la biotecnología no es la creación de una única variedad resistente a sequía, sino el desarrollo de un amplio abanico de variedades que se adapten de una forma óptima a las condiciones climatológicas extremas de la región donde se vaya a producir dicho cultivo.

Está previsto que los primeros híbridos de maíz transgénico con tolerancia a la sequía se comercialicen en Estados Unidos a partir de 2012, y que el primer maíz tropical tolerante a la sequía llegue al África Subsahariana en 2017.

También se ha incorporado la tolerancia a la sequía a otros cultivos como el trigo, la soja, la caña de azúcar, o el algodón, cuyos ensayos han producido desde un 10 % hasta un 50 % más que sus equivalentes convencionales, lo cual significaría que para producir cada kilogramo de fibra o alimento se ha reducido en la misma proporción el consumo de agua.

Por todo ello, desde Fundación Antama resaltamos la importancia de apostar por estas nuevas variedades tolerantes a sequía para poder aumentar así la sostenibilidad de los sistemas agrícolas en todo el mundo y ayudar a la conservación de un recurso tan valioso como es el agua.

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