El Consejero de Agricultura y Alimentación del Gobierno de Aragón, Gonzalo Arguilé, destacó ayer que “hay que apostar claramente por el campo de la biotecnología y seguir desarrollándolo” para poder así hacer frente a los futuros retos alimenticios. “Quedarse atrás en esta área es renunciar a estar entre los países desarrollados, algo que Europa está haciendo por intereses regionales”, puntualizó.
Así lo aseguró ayer Gonzalo Arguilé en la inauguración de la jornada técnica ‘La Biotecnología agraria y alimentaria: resultados y retos’ celebrada en el marco de la Feria Internacional de la Maquinaria Agrícola (FIMA) de Zaragoza. El Consejero recordó que la ciencia es imparable, que oponerse a los avances que ello conlleva sería negativo, y que el efecto de esta tecnología en el sector de la alimentación podría compararse con el que supuso en su día la revolución industrial.
“Gracias a la ciencia los países desarrollados estamos al nivel que estamos, si nos opusiésemos a la Biotecnología sería como oponerse contra los descubrimientos de Galileo, no creo que sea coherente esa postura”, resaltó.
En esta línea, recordó que de no haberse producido la revolución verde en los años 60, que supuso la introducción de los híbridos y la lucha contra diferentes plagas y enfermedades, hoy se precisaría del doble de superficie agrícola para producir lo mismo.
Pero, según explicó, “esta forma de producción ha llegado a su tope, está agotada, y hay que buscar otras fuentes científicas para evolucionar de manera distinta” porque, lo que sí es imparable, “es el crecimiento poblacional del mundo que, en 2050, superará los 10.000 millones de personas”.
Para hacer una apuesta verdadera por la Biotecnología debemos, según explicó, dejar de lado el “fundamentalismo basado en el miedo a lo
desconocido” que frena esta tecnología. “El país que quiera progresar en este siglo ha de apostar por la tecnología, y quien no lo haga quedará atrasado”, resaltó.
Además, quiso dejar claro que “el intercambio de información genética no es una invención del hombre, es una invención de la propia naturaleza que desde hace años opera con sus mecanismos. Con la Biotecnología lo que ocurre es que estos procedimientos se aceleran y se objetivan, nada más”.
Para concluir quiso hacer una apuesta segura hacia esta tecnología afirmando vivazmente que “si autorizamos la importación tenemos que autorizar la producción” ya que no hacerlo dejará a España y a Europa fuera del mercado competitivo internacional.