El Instituto de Investigación de Ciencias de la Vida (VIB) situado en Frlandes (Bélgica) se ha sumado al rechazo de las conclusiones del estudio de Gilles-Eric Séralini y otros en el que se advertían riesgos de salud asociados al consumo de maíz modificado genéticamente. El Instituto, formado por más de 1.200 científicos de más de 60 países, resalta que el diseño de la investigación es deficiente lo que invalida sus conclusiones.

Según afirma el VIB, la investigación muestra signos evidentes de interpretación selectiva de los resultados, un análisis engañoso que va en contra de las normas éticas de la ciencia. El órgano llama la atención sobre el diseño deficiente del estudio que impiden que se puedan generalizar sus conclusiones.

La opinión del VIB se suma a la de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) quien la semana pasada rechazó la publicación de Séralini y otros al considerar que las conclusiones del estudio no pueden ser consideradas válidas científicamente ya que ni el diseño del informe ni el análisis de los datos son suficientes.

El pasado tres de octubre la Autoridad Holandesa de Seguridad Alimentaria hacía pública su opinión sobre el estudio de Seralini afirmando que “la concepción, ejecución y presentación del informe no es adecuada” y que “los autores hacen conexiones que no han sido demostradas científicamente.”

Dos días antes, el Instituto Federal Alemán para la Evaluación de Riesgos (BfR)  hacía pública su opinión sobre el estudio afirmando que “tiene puntos débiles tanto en el diseño como en el análisis estadístico, lo que hace que las conclusiones de los autores no puedan ser verificadas.”

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