El Instituto Federal Alemán para la Evaluación de Riesgos (BfR) ha rechazado el estudio de Seralini en el que se vinculaban riesgos de salud al consumo de maíz transgénico. Según nota de prensa emitida por el órgano alemán el pasado lunes, el estudio no aporta razones como para que se vuelva a realizar una evaluación de la seguridad del glifosato ni del maíz modificado genéticamente NK 603.

Según explica el BfR, el estudio no realiza las pruebas necesarias como para demostrar que las ratas que se han alimentado con maíz transgénico viven menos que las que lo han hecho con maíz convencional. Además, la conclusión de que la ingesta a largo plazo de glifosato pueda causar graves daños a la salud no está documentada.

El estudio tiene puntos débiles tanto en el diseño como en el análisis estadístico, lo que hace que las conclusiones de los autores no puedan ser verificadas”, explica el profesor Reiner Wittkowski, Vicepresidente del BfR.

Existen numerosos estudios avalados por la comunidad científica sobre los efectos a largo plazo del glifosato sin que ninguno se encontrara aumento de aparición de tumores, efectos en el sistema endocrino o una mortalidad temprana.

El BfR llama también la atención sobre el insuficiente número de ratas usado en el estudio de Seralini, lo que imposibilita extrapolar sus conclusiones. Además, se usaron una especie de ratas propensas a la aparición de tumores. El estudio no especifica en ningún momento la cantidad de glifosato que ingirieron las ratas, ofreciendo así datos incompletos que no pueden ser verificados científicamente.

El estudio de Seralini ya fue rechazado días atrás por la comunidad científica europea e internacional al no encontrar rigurosidad científica en el mismo. Los expertos creen que el estudio ha sido diseñado para llegar a las conclusiones deseadas.

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