En los últimos años, el cambio climático y el aprovechamiento de energías renovables se han convertido en grandes temas de la agenda política, tanto a nivel nacional como comunitario, en el seno de la UE. Para paliar estos problemas que atañen al planeta, la regulación reciente incide en la importancia del empleo de biocombustibles, aislamiento de los edificios, uso de sistemas de alumbrado de baja energía, incremento de subsidios para uso de fuentes de energía renovables y reducción de los gases de efecto invernadero. Las nuevas tecnologías actuales y futuras contribuyen a alcanzar este último objetivo y permiten un impacto positivo en el medio ambiente.

En este sentido, ¿cuáles son los objetivos que se debe marcar la biotecnología a medio y largo plazo? Lo primero que hay que tener en cuenta es que, en la época actual, el mundo necesita más alimentos. “La proporción de producción agraria necesita verse incrementada de forma radical, para alimentar a las crecientes tasas de población y modificar los hábitos de consumo”, sostiene en un comunicado la Asociación Europea de Empresas Biotecnológicas (EuropaBio). Además, hay que tener en cuenta que el terreno cultivable es cada vez más reducido y, por otra parte, que la actividad agrícola supone el 14% del total de emisiones de gases con efecto invernadero, recalca esta organización.

Los cultivos mejorados genéticamente actuales requieren menores cantidades de energía, de forma significativa: menor empleo de aerosoles y de uso de tractores. Además, el empleo de variedades MG permite incorporar fácilmente los sistemas agrícolas de conservación. Por otra parte, gracias a que los cultivos biotecnológicos alcanzan mayores producciones, se puede destinar más cantidad para biomasa, con la que producir biocombustibles, y trabajar de forma más eficiente la tierra cultivable, con lo que se ejercería menos presión sobre los terrenos no arables.

Esta nueva tecnología resulta fundamental para la conversión de los desechos agrarios en biocombustibles y contribuye fuertemente a su expansión. Es más, la segunda generación de estos productos dependerá ampliamente de las tecnologías de la ingeniería genética. La biotecnología ofrece importantes beneficios económicos para que los cultivos se adapten a las condiciones del cambio climático: plantas que requieren menos cantidades de agua, con lo que se podrían sembrar zonas semiáridas; y más tolerantes a la sal, que asumirían ser regadas con fuentes de agua alternativas.

Otro beneficio que puede procurar la biotecnología consiste en que las técnicas de ingeniería genética ayudarán a los agricultores a combatir nuevos parásitos y enfermedades de plantas, que surgen por los progresivos aumentos en las temperaturas. Por otra parte, el laboreo de la tierra necesita ajustarse a los efectos del cambio climático. Éste está provocando una sequía progresiva y la expansión de nuevas enfermedades de plantas y parásitos en Europa. Pero serán los agricultores de los países en vías de desarrollo quienes más sufrirán la falta de agua que provoca la nueva situación medioambiental, que puede paliarse en parte haciendo uso de esta tecnología.

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