Según se desprende de un estudio publicado por la revista científica Nature Human Behavior, las personas que mantienen las opiniones más extremas en contra de los alimentos transgénicos creen que saben más sobre este tema, pero en realidad son los que menos menos saben. Un grupo social que ignora el consenso científico generalizado en torno a la seguridad del consumo de estos alimentos y al potencial de proporcionar beneficios sustanciales a la humanidad. El estudio fue una colaboración entre investigadores de la Universidad de Colorado Boulder (Inglaterra), la Universidad de Toronto (Canadá) y las Universidades de Washington y Pennsylvania (Estados Unidos).

El documento identifica que a medida que aumenta la oposición y la preocupación por los alimentos modificados genéticamente, el conocimiento objetivo sobre ciencia y genética disminuye, pero la comprensión percibida de los alimentos modificados genéticamente aumenta. Los oponentes extremos saben menos, pero creen que saben más. Además, la relación entre autoevaluación y conocimiento objetivo cambia de positivo a negativo en altos niveles de oposición.

Se obtuvieron resultados similares en un estudio paralelo con muestras representativas de los Estados Unidos, Francia y Alemania, y en un estudio que evaluó las actitudes sobre una aplicación médica de la ingeniería genética. “Este resultado es perverso, pero es consistente con investigaciones anteriores sobre la psicología del extremismo”, explicó Phil Fernbach, autor principal del estudio y profesor de en la Escuela de Negocios de Leeds. “Las opiniones extremas a menudo se derivan de que las personas sienten que entienden temas complejos mejor que lo que realmente los entienden”, añadió.

Una consecuencia potencial del fenómeno, según los autores del artículo, es que las personas que menos saben sobre temas científicos importantes probablemente sigan así, porque no están abiertos a buscar nuevos conocimientos. “Nuestros hallazgos sugieren que cambiar las mentes de las personas primero requiere que aprecien lo que no saben, sin este primer paso, los esfuerzos educativos podrían no ser suficientes para alinear a las personas con el consenso científico”, explicó el coautor del estudio Nicholas Light.

Los autores del estudio también exploraron otros temas, como la terapia génica o la negación del cambio climático. Encontraron los mismos resultados para la terapia génica, pero este patrón no apareció para la negación del cambio climático. Los investigadores plantean la hipótesis de que el debate sobre el cambio climático se ha polarizado tanto políticamente que las actitudes de las personas dependen más de a qué grupo de pensamiento se afilian que de cúanto saben sobre el tema.

[FUENTE: Nature + ChileBio ]

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