De forma recurrente, siempre por estas fechas y en vísperas de la iniciación de la campaña de siembra del maíz aparecen puntuales a su cita quienes demonizan el uso de la biotecnología en el campo (maíz Bt) y culpan a los transgénicos de ser el origen de la devaluación de sus cosechas ecológicas.

Los agricultores, como empresarios que son, buscan en sus explotaciones fórmulas de producción y segmentos de mercado que den viabilidad a sus inversiones asumiendo los riesgos e ímprobos esfuerzos que supone sacar una cosecha adelante. En el sector agrario estamos viviendo una situación cainita entre los agricultores que siembran transgénicos y los que hacen cosechas ecológicas, a menudo enzarzados en acusaciones de unos a otros de contaminar los cultivos y depreciar su valor.

Todo esto tiene un “tufillo” en el que intervienen otros ingredientes que poco tienen que ver con la agricultura y el agricultor profesional propiamente dichos. Con demasiada frecuencia en esta pugna, se introducen elementos como las multinacionales, las ideologías, los movimientos sindicalistas, ecologistas……

En lo que respecta a la siembra de Organismos Modificados Genéticamente (OMG), España cuenta con diez campañas de experiencia en cosechas de maíz Bt, única planta autorizada para su cultivo en la UE. De las 110.000 Has que se han sembrado en 2007 en la Unión, 75.000 Has corresponden a España (un 21% de todo el maíz nacional). Son cerca de 10.000 los agricultores españoles los que siembran este maíz. En el mundo esta tecnología aplicada a diferentes cultivos tiene una muy buena aceptación y la superficie sembrada en 2007 por unos 12 millones de agricultores superó los 114 millones de hectáreas.

La agricultura ecológica, que empezó en España en la década de los 90, ha tenido su auge en estos últimos cinco años cultivándose en la actualidad a nivel nacional el millón de Has (16.000 agricultores), de las que cerca del 10% corresponden a Aragón (800 agricultores).

Las cosechas principales son cereales, leguminosas, hortalizas, fruta,..etc. Los españoles gastamos menos del 1% de nuestro presupuesto en estos alimentos que en un 80% van a Alemania, Holanda, Francia, Reino Unido,.. El cultivo en conflicto es el maíz ecológico que no llega al millar de Has en toda España, o sea en torno a un 0,20% del total.

La escasez de cereales en el mercado mundial y la notable subida del precio, que en el caso del maíz de Enero-07 a Enero-08 fue de un 50% , ha puesto de actualidad una materia prima que durante más de 10 años ha cotizado a precios, rondando a duras penas, los costes de producción del agricultor, y que hoy buscan con avidez los mercados alimentario, energético, etc..

El maíz, planta originaria de América, no tiene en España dentro de nuestra flora “familiares próximos” lo que le hace incompatible para polinizar otras especies vegetales naturales por lo que el riesgo de polinización cruzada, de otras plantas que no sean maíz, es nulo (aspecto que casi nunca se menciona y que imposibilita, como se dice, una “contaminación” generalizada).

El maíz Bt ha sido modificado en un gen –frente a los más de 30.000 que tiene la planta- para que se autodefienda de la plaga del taladro, de manera que cuando esta oruga ataque y muerda la planta, muera sin tener que utilizar insecticidas para su control. A pesar de esta protección, la planta es inofensiva para la fauna o incluso para las mariposas adultas de las plagas del taladro, pues no muerden el cultivo.

Este avance y otros que deberían promocionarse procuran a los consumidores en particular y a la sociedad en general enormes ventajas a precios asequibles sin depender de terceros países, cuyas garantías sanitarias podrían resultar como mínimo dudosas.

La errática política de la UE respecto a la biotecnología aplicada a la agricultura ha alimentado una situación de enquistamiento de un conflicto artificial que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), técnicos, científicos, Institutos y Universidades independientes, tienen resuelto hace días. Sólo políticos timoratos y decisiones hipócritas como prohibir el cultivo de transgénicos, pero autorizar su consumo, mantienen a los transgénicos-ecológicos, enfrentados y a los consumidores desinformados y confundidos.

Los trabajos y experiencias de campo que desde hace años han realizado todo tipo de investigadores, administraciones, Institutos Técnicos,… tanto a nivel nacional como internacional no dejan lugar a dudas: la coexistencia entre el maíz transgénicos, el convencional y el ecológico es factible, con un riesgo mínimo. Cuando se respetan en las parcelas unas bandas con más de 10 líneas de maíz convencional o distancias de aislamiento de 25 m los análisis dan pequeñas proporciones de transgénicos por debajo del 0,9% que es el porcentaje reglado que marca en la UE para indicar en el etiquetado la línea divisoria entre el material transgénico del que no lo es.

Las aprobaciones de nuevos eventos en la UE son muy lentas lo cual genera tensiones en los mercados que no pueden suministrarse de países como Estados Unidos, Argentina, etc, porque cultivan semillas todavía no autorizadas en la UE. La dependencia de unos pocos mercados encarece los piensos y provoca situaciones dramáticas como ocurre en el sector ganadero. Brasil, importante proveedor de maíz a nuestro país acaba de aprobar también el cultivo de maíz transgénico en su territorio.

La decisión del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de prohibir en 2008 la siembra del maíz Bt en Francia ha dado alas a los detractores de esta tecnología en Europa, pero el consumo sigue permitido y en la Unión ya fueron en el 2007, ocho los países que cultivaron este tipo de maíz: España, Francia, República Checa, Portugal, Alemania, Eslovaquia, Polonia y Rumania.

En España la política sobre transgénicos es igualmente errática. El MAPA es favorable sin aspavientos para los productos respaldados por las autoridades científicas europeas, mientras que el MIMAM es beligerante en contra, siguiendo el pensamiento ecologista que lo domina y que también se traduce en temas como embalses, regadíos, etc…

El Consejo de Ministros de Agricultura de la Unión Europea en su última sesión de 18 de Febrero-08, tampoco alcanza mayorías cualificadas ni a favor ni en contra de las aprobaciones, por lo que estas volverán a la Comisión Europea y en tres meses podrían ser aprobadas por la misma.

Debería escucharse a los investigadores y entidades científicas, tratar de no hacer política con las cosas de comer y entre los agricultores respetar sus respectivas opciones legítimas para ganarse la vida, porque lo que sí es cierto es que la coexistencia en general y específicamente en nuestras condiciones del Valle del Ebro, ya estudiadas, es posible.

Por Esteban Andrés,
Técnico de la Asociación General de Productors de Maíz de España (AGPME)

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