La Comisión de Bioseguridad de la Organización de las Naciones Unidas se ha reunido en la ciudad alemana de Bonn con el objetivo de avanzar en el denominado Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología, aprobado en 2000 con el objetivo de proteger la biodiversidad del planeta. El secretario general de la convención, Ahmed Djoghlaf, ha instado a la comunidad internacional a alcanzar un acuerdo que defina las responsabilidades en caso de que se produzcan daños en la producción y comercio de transgénicos. 

La reunión cuenta con la participación de más de dos millares de expertos de gobiernos y organizaciones no gubernamentales quienes intentarán diseñar un reglamento comunitario sobre responsabilidades y compensaciones en el campo de la tecnología transgénica.

Mientras que en la última conferencia celebrada en 2006 en Brasil se acordó identificar y etiquetar los productos transgénicos hasta 2012, en Bonn se buscará acordar un marco que regule el tipo de responsabilidades y compensaciones que deben darse en caso de que este tipo de productos causen daños a la agricultura o la naturaleza.

Djoghlaf instó a las partes a llegar a un acuerdo, entre otras cosas, porque está en juego la credibilidad de la comunidad internacional. Lo que tiene que salir de Bonn, dijo es “un paso histórico”. La idea es buscar un reglamento para proteger a los países en desarrollo de las importaciones de material transgénico inseguro; dentro de la Unión Europea existen mecanismos internos de compensaciones ilimitadas a los damnificados.

En esta línea, Djoghlaf recordó que los países que en enero de 2000 suscribieron dicho protocolo pusieron 2008 como fecha tope para alcanzar ese acuerdo.

El tema a tratar se ha convertido particularmente sensible debido a la reciente alza de los precios de los alimentos que han suscitado protestas en algunos países en vía de desarrollo.

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