En el marco de la jornada ‘Alimentando Europa con innovación’ que ha celebrado hoy en Madrid se segundo día de actividades organizada por Syngenta, expertos analizaron la confianza social y política en la innovación tecnológica para dar respuestas a los retos agrarios y alimentarios de la Unión Europea presentes y futuros. El debate contó con la participación de Tomás García Azcárate (Comisión Europea DG Agricultura), Pedro Barato (Presidente Nacional de ASAJA), José Miguel Mulet (Investigador y Profesor Titular de la Universidad Politécnica de Valencia) y Gerardo Ramos (Director Global I+D de Syngenta). Una mesa redonda en la que exigió que la Unión Europea impulse la innovación tecnológica para que el sector agrario pueda competir en igualdad de condiciones.
“Mientras los políticos no se dejen aconsejar debidamente y sus decisiones no empiecen a basarse en ciencia el progreso adecuado del sector agrario es imposible. Los políticos europeos deben dejarse aconsejar por quien sabe y tomar las decisiones con base científica”, criticó Pedro Barato. También pidió unas reglas del juego más sencillas que permitan un mejor funcionamiento del sector, un sector que necesita entrar en valor tanto por la clase política como por la sociedad. “Sin teléfono todos podemos pero sin alimentos no”, matizó
Todos los participantes en la mesa redonda coincidieron en que es imposible alimentar a la población europea sin tecnología. José Miguel Mulet recordó que ésta no es sólo una realidad actual ya que nunca el hombre se ha alimentado sin hacer uso de la innovación. Pese a ello aún esta realidad tiene que ser valorada y comprendida por la sociedad para poner conocer la realidad de la biotecnología agraria, una tecnología que lleva ya muchos años en nuestras vidas y que cada vez está más implantada en todo el mundo.
“Hay que decir la verdad a la sociedad: desde que se comenzó a apostar por la biotecnología agraria no se ha producido ninguna crisis alimentaria o sanitaria”, resaltó Pedro Barato. Una realidad que muchas veces no llega al consumidor a causa de una comunicación disfuncional por parte de la comunidad científica y de la clase política y por una comunicación sesgada e interesada por parte de los lobbies ecologistas. “Veo en los medios mucho desconocimiento (…) Tenemos que educar a la gente desde pequeña”, reconoció.
José Miguel Mulet llamó la atención sobre el coste económico que la renuncia a la tecnología está teniendo en la Unión Europea. En este contexto se abordó la nueva normativa europea sobre organismos modificados genéticamente, una ley que permitirá a los estados miembro prohibirlos en base a argumentos no científicos. Según Tomás García Azcárate ésta es “la solución menos buena” a una situación cada vez más complicada ya que el político nunca va a implicarse en informar a la sociedad sobre biotecnología agraria. “Los políticos nunca van a enfrentarse al electorado, hay que cambiar a la sociedad para que los políticos cambien”, recalcó.
En la mesa redonda también se habló de la coexistencia de cultivos, una realidad agraria en nuestro país que no ha dado ni un solo problema pese a que España sea la primera potencia europea en agricultura transgénica y ecológica. “Si hubiera problemas de coexistencia no podríamos ser la primera potencia europea en ambos modelos agrarios”, afirmó José Miguel Mulet. Gerardo Ramos recordó que “la producción transgénica es también ecológica” y llamó la atención sobre la pérdida de competitividad de la Unión Europea por su rechazo a una tecnología segura, una situación crítica de la que la sociedad no es consciente.