campo maiz estudio medio ambienteLas plantas de maíz se enfrentan al ataque de diferentes insectos herbívoros cada año. Éstos mastican y perforan las hojas, succionan la savia, se clavaron en los tallos, o se alimentan de las raíces de la planta. Los insectos consumen cada año del 6 al 19 por ciento de la cosecha mundial de maíz, a la vez que se propagan las bacterias y virus entre las plantas. Un estudio reciente realizado por un equipo del Boyce Thompson Institute (BTI) ha explicado cómo las plantas de maíz realizan fuertes compensaciones para intentar defenderse de los múltiples ataques de insectos que sufren en cada cosecha.

Las plantas de maíz tienen dos mecanismos de defensa físicos y químicos. Para protegerse de los áfidos las plantas de maíz producen un carbohidrato que sella las aberturas entre las células y detiene la succión de la savia por parte de los áfidos. La producción de este carbohidrato crea una costra callosa producido por un compuesto defensivo llamado DIMBOA. Los áfidos son una superfamilia de insectos fitopatógenos. Existen cerca de 4.000 especies, de éstos unas 250 especies son plagas para los cultivos.

En el caso de que el ataque provenga de una oruga, las plantas de maíz producen un compuesto llamado MBOA que disuade a estas de seguir alimentándose de la planta. Tanto MBOA como DIMBOA están en la misma ruta metabólica y provienen de una molécula llamada un benzoxazinoid. Como ambos compuestos defensivos proceden de la misma molécula de partida, los investigadores pensaron que la alimentación por un grupo de insectos podría afectar la capacidad de la planta para luchar contra otro grupo.

El estudio identificó los genes que juegan un papel clave en esta interacción y encontró que tres regiones del genoma (cromosomas 1, 7 y 10) parecen tener un impacto significativo en dicho proceso.

[FUENTE: Boyce Thompson Institute]

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