Neoplants, una startup con sede en París (Francia), ha modificado genéticamente tanto una planta de poto (Epipremnum aureum) como su microbioma de raíz asociado. Según los investigadores, esta planta biotecnológica es capaz de purificar el aire con la misma eficacia que 30 plantas de interior. Se trata de la primera planta doméstica de alta tecnología de la empresa, ha sido bautizada como Neo P1, y acaba de salir al mercado al mercado.
El aire que circula en la mayoría de los hogares está hasta 5 veces más contaminado que el aire exterior debido a los compuestos orgánicos volátiles (COV). Estos compuestos incluyen algunas de las moléculas más cancerígenas del planeta, emitidas por productos utilizados en la mayoría de los muebles, textiles y productos de limpieza e higiene personal. “Empezamos con una de las plantas de interior más populares de Norteamérica”, el Poto, explica Lionel Mora, cofundador y director ejecutivo de la empresa.
Para programar el Poto para que depure el aire, el equipo tuvo que ir donde ningún laboratorio había ido antes. La mayoría de los bioingenieros empiezan con un organismo modelo de laboratorio, como la Arabidopsis thaliana o la Nicotiana benthamiana, cuyos genomas están mapeados y anotados de seis maneras hasta el domingo. En este caso la planta está desarrollada utilizando biología sintética, ha sido diseñado para capturar y reciclar de manera eficiente los cuatro COV principales: formaldehído, benceno, tolueno y xileno.
Es el resultado de ingeniería metabólica de vanguardia y la evolución dirigida del microbioma de alto potencial en esta popular planta de uso doméstico. La combinación de estos dos ayudó a los desarrolladores a aumentar drásticamente las capacidades de purificación de aire de la planta. El proceso llevó cuatro años de trabajo casi constante, y la flora adaptada puede incluso absorber ciertos COV, como el benceno cancerígeno, presente en el humo de los incendios forestales.
Pero el verdadero avance se produjo al modificar los microorganismos que viven en las raíces de la planta. El equipo insertó en estos microbios simbióticos genes de bacterias extremófilas, que prosperan en entornos inhóspitos comiendo sustancias químicas tóxicas. Este ajuste, a su vez, potenció la capacidad de metabolización de contaminantes de la planta. Esta es una forma de purificar el aire sin usar electricidad, un método más sostenible ya que no se necesitaría energía de combustibles fósiles y podría reciclar los contaminantes de forma permanente.