Una exposición al aire libre, en el sur de Francia, retrata los beneficios de la biotecnología aplicada a este cultivo. También se explican recomendaciones para garantizar la coexistencia entre variedades convencionales y Bt
El museo al aire libre “Maíz futuro”, de 7,5 hectáreas de extensión y situado en las cercanías de la localidad francesa de Montardon (sur de Francia), retrata las innovaciones tecnológicas relacionadas con el cultivo de este producto y detalla las características y beneficios del maíz transgénico Bt, protegido contra la plaga del taladro, y del que en Francia ya se han cultivado unas 5.000 hectáreas, como señala explica Pierre Dartau, uno de los responsables de la Federación Nacional de Sindicatos de Productores Agrícolas (FNSEA) y de la Asociación General de Productores de Maíz (AGPM) de Francia.
La exposición se celebró los días 20 y 21 de septiembre y fue organizada por el Instituto del Vegetal Arvalis, dedicado a la investigación en agricultura, en colaboración con la AGPM y la plataforma Cerealistas de Francia. Asimismo contempla las buenas prácticas que se deben llevar a cabo para asegurar la coexistencia del maíz biotecnológico con las variedades convencionales y ecológicas, y se centra en cuatro boques temáticos, que reflejaban la relación existente entre el maíz y la química vegetal, la biotecnología, los nuevos métodos para aumentar la competitividad y el control de los cultivos por satélite. Asimismo se celebraron conferencias técnicas sobre el cultivo del maíz, y se ubicaron stands con muestras de los productores de semillas.
Brigitte Escale, responsable de Arvalis, explicó las diferencias existentes entre los granos de maíz transgénicos, que incluyen un porcentaje de material modificado genéticamente (MG), y los convencionales. Además, dijo que en Francia no existen precisiones legales en materia de coexistencia de cultivos, pero subrayó que la AGPM ha elaborado un documento de recomendaciones prácticas destinado a los agricultores para que aseguren una buena convivencia con los campos vecinos. En este sentido, Escale matizó que los productores de variedades transgénicas deben sembrar una zona-refugio con maíz convencional alrededor del cultivo modificado genéticamente si éste último ocupa una superficie mayor de cinco hectáreas, y que la zona-refugio en cuestión debe representar, al menos, el 20% del total del maíz sembrado.
En la guía de buenas prácticas que mencionó, se refleja que “para asegurar la coexistencia entre los campos y los flujos de polen se han propuesta reglas de coexistencia en función de la presencia o no de maíz convencional en un perímetro de 25 metros alrededor de cada parcela sembrada con maíz MG”.
Así, se recomienda sembrar 12 franjas de maíz convencional si hay menos de 25 metros de distancia entre los campos de variedades MG y convencional. El maíz recolectado en estas 12 franjas se considerará transgénico. En caso de que no haya parcelas cultivadas con maíz convencional en un perímetro de 25 metros alrededor de la explotación de maíz transgénico “ese espacio cultivado entre las parcelas es suficiente y permite asegurar la coexistencia”.
Asimismo, este documento recoge las medidas que se deben tomar en cuanto a la siembra, recolección, transporte de grano y almacenamiento de los granos MG. En cuanto a la trazabilidad y el etiquetado, el agricultor debe señalar una serie de aspectos tales como el nombre de la variedad y el evento MG al que corresponde su producto, entre otros datos.
Más información:
Instituto del Vegetal – Arvalis: www.arvalisinstitutduvegetal.fr