¿Está científicamente estudiada la seguridad de los transgénicos?
La regulación es muy estricta y el análisis de riesgo es la parte esencial de la regulación antes de aprobar un transgénico. Éste análisis consiste en varias etapas. La primera consiste en saber qué es lo que se ha introducido a través de un análisis molecular, viendo si esa característica se mantendrá en la planta en un futuro. En segundo lugar un análisis detallado de la composición, toxicidad, y potencial alergénico comparando la planta transgénica con una convencional. En el caso de que se quiera a cultivar se realizará seguidamente un análisis del impacto que ese cultivo puede tener en el medio ambiente. Ver si los genes introducidos pueden a pasar a especies compatibles o no.

¿Cuenta Europa con órganos científicos cualificados como para garantizar la seguridad de los transgénicos aprobados?

Europa cuenta con una legislación muy sólida. La primera legislación es del año 90 y el primer producto comercial transgénico apareció en el 94. Desde entonces hasta ahora esta legislación se ha ido completando, algunos dirían que complicando, hasta actualmente donde tenemos un marco muy sólido. La base y el núcleo a día de hoy es el análisis de riesgo, realizado por la EFSA que se lleva a cabo a un nivel sin precedentes hasta el momento en la alimentación.

¿Tiene la EFSA alguna posición frente a los transgénicos?
La EFSA es una agencia independiente, científica, que no está dirigida por ninguna institución europea. El trabajo que realizan es sólo de evaluación, de análisis de riesgo. El manejo de riesgo lo realizan después las instancias políticas con las que EFSA no tiene ninguna relación. La EFSA es por tanto un ejemplo de cómo se puede trabajar con independencia y transparencia.

¿En qué se basan los dictámenes de la EFSA?

El trabajo de la EFSA está basado totalmente en la ciencia, siempre de una forma transparente y abierta. Cualquiera puede acceder los resúmenes de las reuniones, a los currículos de los miembros, hasta a las declaraciones de interés de cada uno de las personas que trabajan para EFSA, particularmente de los expertos científicos que trabajan para ella.

Cada país europeo también cuenta con órganos nacionales encargados de evaluar científicamente los transgénicos, ¿qué papel juegan con respecto a la validación científica de los acuerdos de la Comisión y las opiniones de la EFSA?

Pese a que la evaluación científica la hace la EFSA, las autoridades competentes de cada país tienen acceso a los dossiers científicos para que puedan ser analizados, comentados y cuestionados no sólo a la EFSA, sino también a las propias empresas, siendo así partícipes de esa evaluación. En el caso de que se quiera cultivar la variedad, el análisis medioambiental recae en un órgano competente de uno de los países de la Unión Europea. España ha sido muy activa en este campo y ha realizado un excelente trabajo evaluando el riesgo ambiental de varios de los transgénicos analizados en los últimos años por la EFSA.

En su opinión, ¿Qué mueve a los grupos ecologistas a infundir miedo en la sociedad?

En primer lugar hay cierta aprensión a cambiar nuestros hábitos alimentarios, que nos toquen lo que comemos no nos gusta nada, por lo que hay una reacción innata a no cambiar. Por otro lado, aunque los transgénicos de hoy en día tienen grandes beneficios para los agricultores, los consumidores no ven un interés evidente, por lo que son más receptivos a que alguien les diga que tienen cierto riesgo. Además, políticamente no ha habido una actitud valiente y racional, lo que ha hecho que Europa esté a la cola también en el desarrollo. Esta actitud europea ante los transgénicos nos puede hipotecar el futuro.

Si comparamos las evaluaciones realizadas a nivel europeo con las llevadas a cabo a nivel internacional, ¿cómo calificaría el control realizado en Europa?
En general hay un análisis bastante detallado en cualquier parte del mundo. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mudnial de la Salud (OMS) tienen un grupo de trabajo en el que se establecen unos mínimos que hay que cumplir y se están respetando en todo el mundo.
Es cierto que en Europa estamos quizá analizando con un rigor y una complejidad más alta que en otros países, lo que hace que la velocidad con la que podemos hacerlo es mucho más lenta. Eso nos da seguridad, pero también complicamos en exceso el proceso. Esto nos puede atar de manos para evaluar correctamente plantas transgénicas que vendrán en un futuro y para las cuales habremos complicado tanto el proceso que va a ser muy difícil poderlas evaluar y poderlas aprobar.

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