En el marco del III Congreso de la Asociación de Comunicadores de Biotecnología celebrado el pasado miércoles en Barcelona, el gestor de innovación, acuicultura y medio ambiente Cristóbal Aguilera analizó los retos de difusión de temas biotecnológicos desde el científico hasta el periodista, y de ahí hasta el lector final. El experto resaltó que el principal problema es que las distintas partes no se entienden entre sí, por ello “hay que trabajar en alinear los canales de comunicación científica para evitar que errores que lleven a una comunicación ineficaz”.
Según explicó Cristóbal Aguilera, no somos capaces de comunicar bien temas científicos porque no hemos aprendido a dejar de ser formales. “La capacidad de improvisación es lo que te da la habilidad de adaptarse al medio, el problema es que esa adaptabilidad no está bien vista desde la comunidad científica”, resaltó. Y es que académicamente la comunicación es demasiado ortodoxa, en un momento en el que el entorno cada vez es más complejo y ambiguo, lo que hace aún más importante el ser conscientes de las demandas y necesidades del otro lado de la cadena comunicativa.
En su exposición habló del mal del sobrediagnóstico, basado en intentar explicar las cosas tal cual son sin adaptarlas para que puedan ser comprendidas por el destinatario final, un mal que se traduce en que no se llegue a producir transferencia real de información. De ahí la importancia de saber adaptar la comunicación a las exigencias del destinatario final, adaptándola también a los modelos de comunicación actuales, más eficaces. Para ello la comunidad científica debería encontrar su talento creativo periodístico.
“Si no tenemos en cuenta las nuevas necesidades estamos condenados a no destacar (…) La relación con la sociedad nos pide cambiar nuestra forma de comunicar”, resaltó Cristóbal Aguilera. Concluyó reconociendo que es muy difícil cambiar esta situación, pero que se logrará a través de “mucha humildad, una mayor capacidad creativa y atreviéndose con nuevos retos”.
