Pamela Ronald y Raoul Adamchak, autores del libro, sostienen que los organismos modificados genéticamente (OMG) cultivados de forma biológica es la mejor manera de aumentar la producción de alimentos de forma sostenible. Además de que las características de los OMG, como la resistencia a plagas o el menor requerimiento de fertilización o agua, puede facilitar la gestión del mismo como cultivo ecológico.
Para los expertos, si bien es importante evaluar cuidadosamente la seguridad de cada tipo de OMG aprobados para el cultivo caso por caso, es igualmente importante que no se pase por alto que la biotecnología ofrece un gran potencial para reducir el uso de fertilizantes y de pesticidas.
Para crear eficazmente esta combinación, señalan, se debería superar antes el tabú que rodea a la agricultura biológica y a la ingeniería genética, eliminando el miedo social infundado por los grupos ecologistas cuyos intereses son los de frenar esta tecnología de futuro que puede aportar muchas soluciones a los principales problemas alimentarios del momento.