El ministro francés de agricultura, Julien Denormandie, ha afirmado que las técnicas de edición genética vegetal (como las tecnologías CRISPR) permiten obtener productos distintos a los obtenidos a través las técnicas de modificación genética (o transgénicos), por lo que se opone al dictamen de Tribunal de Justicia europeo que igualó legalmente ambas técnicas. Una decisión que ha sido rechazada en numerosas ocasiones por la comunidad científica y que también  rechaza Inglaterra tras el Brexit.

Conviene recordar que no es lo mismo la edición genética que la modificación genética. En la modificación genética se introduce un gen que no es propio de la especie. El gen de la otra especie que se introduce es llamado trasgen y al individuo que lo porta se le conoce como transgénico. En la edición genética no estamos trasladando genes, estamos alterando la secuencia genética de una forma determinada que podría ser obtenido a mediante cruces tradicionales e incluso de forma natural en la propia naturaleza.

La sentencia del Tribunal de Justicia de 2018 terminaba que las técnicas de edición genética debían regularse por las reglas que se aplican actualmente a los organismos modificados genéticamente (OMGs) o transgénicos. Una legislación que fue diseñada hace más de 20 años y que está obsoleta no sólo para las nuevas técnicas de edición genética, también para los propios OMGs. Han sido muchas las academias de ciencia europeas que han pedido que se actualice el sistema normativo sobre edición genética para adaptarlo a las evidencias científicas actuales. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) también lo ha pedido.

El Ministro francés ha afirmado que las nuevas técnicas de edición genética no son OMGs y que estas nuevas técnicas “permiten desarrollar y obtener una variedad vegetal mucho más rápido y a su vez esta misma variedad podría aparecer de forma natural en algún momento, y eso es algo muy bueno”. En septiembre de 2020 un total de 132 institutos y asociaciones de investigación instaron a la Unión europea a reconsiderar su postura sobre la edición genética. Entre sus exigencias se encontraba el respaldo de las evidencias científicas sobre los beneficios de la edición genética en cultivos y armonizar de forma urgente el marco regulatorio europeo con el del resto del mundo.

Declaraciones completas del ministro francés Julien Denormandie en este enlace.

 

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