Crédito de la imagen: revista Plants.

En un estudio publicado recientemente en la revista Plants (Basel) elaborado por el Dr. Miguel Ángel Sánchez, Director Ejecutivo de ChileBio, se resalta como Chile destaca en este contexto por haber sido el segundo país del mundo (tras Argentina) en haber implementado en 2017 un marco regulatorio flexible y basado en la ciencia para las plantas desarrolladas mediante nuevas técnicas de mejoramiento (NBTs), que incluyen las técnicas de edición del genoma como CRISPR, TALEN, entre otras. Este enfoque ha posicionado al país como un líder en la promoción de la innovación agrícola y biotecnológica en América Latina.

Edición genómica

La edición genómica de plantas ha emergido como una herramienta revolucionaria en la agricultura moderna, permitiendo modificaciones precisas en los genomas de las plantas para mejorar su resistencia a plagas y enfermedades, tolerancia a factores climáticos, así como mayor productividad y calidad nutricional.

Técnicas como CRISPR-Cas9 y TALENs han facilitado avances significativos en el fitomejoramiento, ofreciendo alternativas más rápidas y precisas que los métodos tradicionales. Sin embargo, la adopción y comercialización de estas tecnologías dependen en gran medida de los marcos regulatorios establecidos en cada país.

Marco Regulatorio en Chile

El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), dependiente del Ministerio de Agricultura, es la entidad encargada de regular la biotecnología agrícola en Chile. Aunque el país no ha ratificado el Protocolo de Cartagena, utiliza su definición de organismo modificado genéticamente (OMG) para abordar las NBTs, considerando como OMG a cualquier organismo vivo con una combinación novedosa de material genético obtenida mediante biotecnología moderna. Sin embargo, Chile ha clarificado este concepto, definiendo una combinación novedosa como la inserción estable de uno o más genes o secuencias de ADN que codifican proteínas, ARN de interferencia, ARN de doble hebra, péptidos señal o secuencias regulatorias introducidas permanentemente en el genoma de la planta. De esta manera, los productos desarrollados mediante NBTs que no contienen ADN exógeno en el producto final no se consideran OMGs (transgénicos) y se tratan como convencionales.

El Dr. Sánchez destaca que “el proceso regulatorio en Chile no es una autorización, sino una determinación caso por caso para establecer si un producto vegetal es un OMG o no”. El formulario de solicitud consta de dos secciones: información del solicitante e información técnica sobre la taxonomía, cultivares o líneas, fenotipo, técnica biotecnológica utilizada, determinación de la ausencia de ADN foráneo e indicación de si el material de propagación ha sido autorizado por alguna agencia oficial en otro país. “El tiempo de respuesta es de 20 días hábiles, y el proceso ha sido elogiado por su simplicidad, rapidez y predictibilidad”, describe el investigador.

Productos editados que han pasado por el sistema chileno

Desde la implementación del marco regulatorio en 2017 hasta noviembre de 2024, el estudio indica que el SAG ha recibido 57 solicitudes, de las cuales 52 fueron consideradas no OMGs debido a la ausencia de material genético foráneo, y 5 fueron clasificadas como OMGs. Estas últimas incluyeron casos donde, aunque se utilizó cisgénesis, se empleó un promotor de una especie no sexualmente compatible, o donde el sistema CRISPR/Cas aún estaba insertado en el genoma de la planta. Estas evaluaciones destacan la capacidad del marco chileno para analizar productos editados genéticamente caso por caso, asegurando decisiones basadas en las características específicas de cada aplicación.

Porcentaje relativo de especies de cultivo incluidas en las 57 solicitudes presentadas bajo el marco regulatorio chileno de NBTs. Crédito de la imagen: revista Plants.

Las solicitudes han abarcado nueve especies de cultivos diferentes, siendo el maíz y la soja las más comunes. Las características fenotípicas más buscadas incluyen mejoras en el rendimiento, resistencia a enfermedades fúngicas y resistencia al desgrane de vainas. La técnica CRISPR-Cas9 es la más utilizada, reflejando tendencias globales en preferencias de edición genómica.

Porcentaje relativo de rasgos fenotípicos seleccionados incluidos en las 57 solicitudes presentadas bajo el marco regulatorio chileno de NBTs. Crédito de la imagen: revista Plants.

Chile ha atraído solicitudes tanto de desarrolladores locales como extranjeros, con 7 de las 57 aplicaciones provenientes de instituciones locales y 50 de entidades extranjeras, lo que refleja un interés internacional en utilizar la vía regulatoria chilena.

El Dr. Sanchez destaca que «de las 57 solicitudes ya presentadas al sistema regulatorio chileno, estas incluyeron no 57 sino 1.103 líneas. Solo 21 solicitudes (37%) incluyen solo una línea/cultivar para ser evaluado por el SAG. Curiosamente, 16 solicitudes contienen más de 10 líneas, 6 tienen más de 50 y 4 tienen más de 100«. Agrega que “la solicitud que incluyó la mayor cantidad de líneas fue una con 270″.

Por otro lado, el investigador describe que las solicitudes presentadas indican una tendencia hacia la multiplexación, donde se editan varios genes simultáneamente para crear fenotipos complejos o se edita un solo gen en diferentes regiones. Esta capacidad es cada vez más importante para desarrollar rasgos multifacéticos, como la resistencia a rasgos climáticos y el aumento del rendimiento. En el caso del marco regulatorio de NBTs de Chile, el 51% de las 57 solicitudes presentadas han incluido una estrategia de multiplexación.

Además, el enfoque regulatorio permite la presentación de múltiples líneas obtenidas de un solo proceso de edición genómica bajo una única solicitud, lo que agiliza el proceso de evaluación y reduce las cargas administrativas.

Puede acceder al estudio completo: https://www.mdpi.com/2223-7747/13/24/3597

Fuente: revista Plants

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