Según se desprende del último estudio realizado por la agroconsultora brasileña Céleres para la Asociación de Biotecnología Vegetal Agrícola (Agro-Bio), la adopción de cultivos transgénicos en el país ha reducido el uso de agua en 208,6 millones de litros entre 2002 y 2015, el equivalente al abastecimiento de 4.780 personas. El algodón fue el responsable del 56,9% de esta reducción, mientras que el maíz lo fue del 43,1%.
Además, se produjo un ahorro significativo de litros de diesel en tractores y pulverizadoras, debido a la menor aspersión de insumos agrícolas, con una reducción de 3.1 millones de litros ahorrados de 2003 a 2015. Este ahorro es el equivalente a sacar de la circulación a 1.290 coches durante 12 años. Se redujeron las emisiones de CO2 en 8.200 toneladas, el equivalen a la preservación de 60.600 árboles.
El estudio revela que desde la adopción de los cultivos transgénicos hasta 2015, los beneficios económicos totales alcanzados fueron de 237 millones de dólares. Sobre estos beneficios, los mayores fueron los recibidos por los productores rurales con un total de 171 millones de dólares, el 68% del total generado. Mientras, la industria de semillas se quedó con 75 millones de dólares, el 32% del total acumulado.
El estudio revela que los agricultores que sembraron algodón transgénico obtuvieron un incremento del 55% en el margen operacional, gracias al uso de la biotecnología. Por su parte, los agricultores de maíz transgénico consiguieron un margen 35% superior, comparado con los cultivos convencionales.